“La contemplación sola no construye un nuevo mundo. La contemplación sola no da de comer al hambriento, no viste al desnudo, no educa al ignorante, ni devuelve al desdichado pecador la paz, la verdad y la unión con Dios. Pero, sin contemplación no tenemos la perspectiva para ver lo que hacemos en nuestro apostolado. Sin contemplación no podemos comprender el íntimo significado del mundo en el cual tenemos que actuar. Sin contemplación, permanecemos pequeños, limitados, divididos, parciales: nos aferramos a lo insuficiente, permanecemos unidos a nuestro limitado grupo y a sus intereses, perdemos de vista la justicia y la caridad universal, nos dejamos llevar por las pasiones de la acción y, finalmente, traicionamos a Cristo.”...
Thomas Merton
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