domingo, 27 de junio de 2021

A TI TE LO DIGO: LEVÁNTATE...

El dilema en tiempos de Jesús no estaba en creer o no creer, sino en lo que "creer en Dios" significaba. Saduceos, fariseos y esenios tenían su propia comprensión de Dios: cultual, legal, elitista... Jesús propone otra cosa, y habla de Dios como Padre de todos, cercano, compasivo, que acoge a todos los que la misma religión había apartado. 
  
FE
es atreverse a ir más allá de una tradición o de una costumbre, de una norma o una ley, más allá de cualquier prejuicio, para poner la vida en juego, para tener más vida, Vida plena. Es lo que hizo Abraham, y tantos profetas; lo que hicieron los primeros discípulos; lo que hace Jairo y el leproso y la hemorroisa; lo que hizo Pablo. Lo que nos enseñó Jesús. Es no tener miedo a ponerte en camino, a quedarte fuera, a ser mal mirado, a compartir la impureza del otro, o parecer diferente, si con ello defiendes el valor y la dignidad de todo ser humano, hija o hijo de Dios, por encima de cualquier otra cosa. Por encima de la política, de las tradiciones, de la religión, de los prejuicios sociales. A cada ser humano le dice Jesús, hoy y siempre: A ti te digo, levántate...

Ante el dilema religioso de su tiempo, que aparece a lo largo de toda la Escritura: ¿pureza legal o justicia? Jesús opta siempre por la segunda: busca, llama, toca, habla, con enfermos, endemoniados, pobres, extranjeros, mujeres, marginados, prostitutas y corruptos. Ellos no cabían en la religión tradicional; eran considerados impuros, y eran apartados, tanto de la práctica religiosa como de la vida social. Pero Jesús no teme acercarse a ellos: no teme mancharse, compartir su impureza, si es para comunicarles el amor infinito, gratuito e incondicional de su Padre, Dios

Y no sólo el accionar de Jesús es lo significativo; también ellos toman iniciativa: se arriesgan, escuchan, aceptan, se acercan, lo tocan, van más allá de la ley, de lo permitido, de lo que está bien visto. A veces la “religión” convertida en norma social, funciona como muro que impide el encuentro de muchos con el Dios vivo, de los enfermos y marginados, con Aquel que los llama y los ama desde siempre. El Dios que se manifiesta en Jesús, como fuente de vida y de abundancia compartidas.

¿Hemos conocido también nosotros a ese Dios? ¿Es de ese Dios, el de Jesús, del que damos testimonio con nuestra fe y con nuestra vida?

Fray Manuel de Jesús, ocd.

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