"Yo no comprendo por qué, en las discusiones que se suceden hoy en día en torno al problema de Dios, se deja de lado este aspecto fundamental de nuestra vida. Se afirma que nuestros contemporáneos no pueden tener una experiencia existencial, que el ser no significa nada para ellos. Yo no lo veo así. Yo creo que una de las experiencias fundamentales de cualquier ser humano que indague en mayor o menor profundidad dentro de sí es el descubrimiento sobrecogedor de que yo soy. Es una experiencia absolutamente normal en un niño de ocho o nueve años. Siempre hay un momento en la vida en el que uno puede estar haciendo cualquier cosa, o ninguna, y de improviso surge ante él la evidencia de que realmente es. Se ha dado cuenta de lo que es en realidad ser. No es que haya comprendido la definición del ser. Se siente simplemente sobrecogido por el hecho de ser. Y ese es el lugar en el que la realidad de Dios va a manifestarse. Yo tomo conciencia de mi realidad, y de pronto la realidad de Dios revela ser el sostén de la mía. Ahí está la puerta".
Thomas Merton
Los manantiales de la contemplación
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