sábado, 29 de octubre de 2022

OCULTO, FRÁGIL Y FECUNDO

"Lo primero con que compara Jesús el Reino es con una semilla, la más pequeña: un grano de mostaza... pese a ser una semilla diminuta, el grano de mostaza puede crecer hasta convertirse en un gran árbol y, lo que es más importante, un gran árbol en el que los pájaros puedan construir sus nidos o, simplemente, posarse en alguna de sus ramas para descansar. 

Según Jesús, ese Reino que está dentro de nosotros es como el grano de mostaza, es decir, se trata de algo oculto, frágil y fecundo. Oculto porque está enterrado y, por ello, pasa tantas veces desapercibido. Frágil porque puede malograrse; ésta es una posibilidad que Jesús nunca olvida remarcar: el asunto puede acabar mal. Nuestro optimismo estructural puede ser irresponsable. Fecundo, en fin, porque, de ser atendido y cultivado, se hace grande y hospitalario, llegando a ser un gran árbol, de copa materna, donde cientos de pájaros, miles, se posan para descansar de sus vuelos y cantar. Es una metáfora muy exacta de la vida espiritual: oculta (pues no se ve con los ojos de la cara, sino con los del corazón), frágil (basta poco para echarla a perder) y fecunda (puede cambiarte de arriba abajo). 

Apreciar la potencialidad de la semilla es capital para entrar en los misterios del Reino. Lo poderoso, en el evangelio, siempre nace de lo que resulta irrelevante a ojos humanos: un niño en Belén, por ejemplo, es el redentor del mundo; por una humilde muchacha entra la salvación en la historia; la predicación de la buena noticia, con los signos que la atestiguan, se confía a un grupo de rudos pescadores… La lista sería muy larga. Que la palabra de Dios entre al mundo revestida de palabra humana es algo a lo que nuestras mentes y nuestros corazones se resisten. Todavía hoy (en realidad, siempre) tendemos a pensar que la intervención de Dios – de haberla – es sólo interior: un mero fenómeno de la conciencia. El cristianismo insiste, sin embargo, y desde sus orígenes, en que la experiencia espiritual no es sólo mística, sino también carnal

Que algo ha pasado verdaderamente en la historia y que no todo se reduce al mito o a la explicación, más o menos profunda o ingeniosa. La semilla existe. El resucitado pide de comer cuando se aparece. El árbol da frutos de verdad y los pájaros que se posan en él cantan melodías que realmente podemos escuchar".

Pablo de Ors
Biografía de la luz

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