"El mundo se está haciendo cada vez más pequeño. Cada vez hay menos espacio en el que los hombres puedan estar solos. Se dice que si continuamos creciendo al mismo ritmo, en seiscientos cincuenta años tan solo habrá escasamente un metro cuadrado para cada persona. Incluso así (alguien podría decir) habrá un metro cuadrado de soledad. ¿Es eso, empero, cierto? ¿Acaso cada persona es una soledad separada en sí misma? No. Hay Una Soledad en la que todas las personas están a un tiempo juntas y solas. Pero el precio de una concepción matemática, cuantitativa del hombre (por ejemplo bajo un enfoque positivista y sociológico) es que al reducir a cada individuo a su propio número, el hombre se ve reducido a nada; y al hacer de la masa de los hombres simplemente una suma total de unidades individuales, hace de ella un enorme vacío estadístico, un vacío en el que los números simplemente proliferan sin propósito, sin valor, sin sentido, sin amor.
El peligro de este concepto masivo, numérico, técnico del hombre es, pues, que destruye el amor al tomar al individuo por la persona. ¿Y qué es la persona? Precisamente es una en la unidad que es el amor. Es indivisa porque está abierta a todo. Está abierta a todo porque el amor que es la fuente de todo, la forma de todo y el fin de todo, reside en ella y en todo. Es verdaderamente sola toda persona que está completamente abierta al cielo y a la tierra y no se cierra a nadie.
El amor no es un problema, ni una respuesta a una pregunta. El amor no conoce preguntas. Es la base de todo, y las preguntas surgen en la medida en que estamos divididos, ausentes, extrañados, alienados de esa base.
Pero la naturaleza precisa de nuestra sociedad es generar esa división, esa alienación, ese extrañamiento, esa ausencia. De ahí que vivamos en un mundo en el que, por mucho que lo atiborremos de posesiones, proyectos, explotación y maquinaria, nosotros mismos estamos ausentes. De ahí que vivamos en un mundo en el que decimos que «Dios ha muerto» y en cierto modo es cierto porque ya no somos capaces de experimentar la verdad: que estamos completamente arraigados y afincados en su Amor".
Thomas Merton
Del prefacio a la edición japonesa de Pensamientos en la soledad Marzo de 196
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.