jueves, 21 de diciembre de 2023

LA MONTAÑA DE LOS SIETE CÍRCULOS

"Ayer, aunque es Adviento y se supone que no recibimos carta alguna, Dom Frederic1 me dio una de Naomi Burton, de Curtis Brown, Ltd. Yo le había enviado el manuscrito de La montaña de los siete círculos. Su carta sobre esta obra es muy amable y está completamente segura de que encontrará editor. De todos modos, mi idea –y la suya también– es remitírselo a Robert Giroux, de Harcourt, Brace." 
(13 de septiembre de 1946).


"Ayer, en el refectorio, durante la comida, cuando el lector estaba leyendo unos párrafos maravillosos de Bossuet sobre santo Tomás de Canterbury, pertenecientes al Liturgical Year (el mártir muere, formando todavía con la lengua la palabra «la Iglesia»), el padre prior me entregó un telegrama. Yo había estado pensando: «Si algo recibo en el correo, lo tomaré como un presente de santo Tomás Becket». Pero cuando vi el telegrama, mi corazón desfalleció. Lo primero que se me ocurrió pensar fue que el manuscrito de La montaña de los siete círculos se había perdido. Naomi Burton lo había entregado a Harcourt, Brace hacía tan sólo una semana. Bien sabía yo que los editores siempre hacen esperar dos meses, por lo menos, antes de decir nada acerca de un original... Esperé a que terminase la colación y abrí el telegrama. Era de Bob Giroux, y decía: «Manuscrito aceptado. Feliz Año Nuevo».
(29 de diciembre de 1946)

"La montaña de los siete círculos ha sido rechazada por uno de los censores de la Orden, no por motivos teológicos, sino por no considerar prematura su publicación. Nuestros censores son también editores. Ellos determinan si la Orden ha de beneficiarse, o no, con la publicación de los libros que se les someten a examen. Y esta vez la decisión ha sido negativa. Se me considera incapaz de escribir una autobiografía –«con su actual formación literaria»– y se me aconseja que siga un curso por correspondencia de gramática inglesa. Exhortado por el padre abad, he devuelto el manuscrito con tres páginas de autodefensa escritas a un solo espacio. En ellas señalo que Harcourt, Brace discrepa en lo que se refiere a que la obra no está en condiciones de ser publicada. Otra objeción consiste en que soy demasiado franco respecto a mi pasado. Dom Dominique puede resolver esta cuestión, puesto que se encuentra entre nosotros. Secretamente me siento encantado de llevar una cruz cuyo mérito puedo calibrar. En efecto, se trata de algo literariamente halagüeño: soy un autor incomprendido. Con todo, no me disgustaría que el libro fuera a parar al cesto de la basura. Acaso me librara de muchas preocupaciones" (16 de abril de 1947). 


"Estoy procurando pulir La montaña de los siete círculos. Cuando escribí la obra hace tres años, yo ignoraba a qué público podía pensar en dirigirme. Presumo que escribí bajo los ojos de Dios, que conoce lo que hay en mí. Pero no todo el contenido de mis cuartillas puede agradar –o ser útil– a cuantos las lean. Ahora he pensado súbitamente en las diferentes clases de personas que algún día pueden llegar a verlas: hombres viajando en el ferrocarril de Long Island, monjas de los conventos irlandeses, mi familia, los sacerdotes diocesanos, los comunistas... y las colegialas de los internados, a las que temen escandalizar los censores" (29 de mayo de 1947).


"El miércoles pasado, día 7, se cumplió el primer aniversario de la partida de nuestra colonia para Utah. Hablé al padre abad poco antes del trabajo de la tarde, para preguntarle si me permitía no salir a los campos. Pero él me entregó el primer ejemplar de La montaña de los siete círculos y me dijo que lo examinara. Está bien impreso y, después de echarle un vistazo, tuve la sensación general de que es, con Thirty Poems [Treinta poemas], el único libro respetable que he escrito. Si no hubiera publicado más que estas obras, me sentiría mucho más limpio... Tres clubs del libro han garantizado la venta de catorce mil ejemplares de La montaña de los siete círculos. Ya se está imprimiendo la segunda edición. Y me digo: ¡Cuidado! ¡Este asunto podría trastocar toda tu vida!".
 (11 de julio de 1948).

Textos de Thomas Merton, El signo de Jonás

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.