"Vine al mundo el último día de enero de 1915, bajo el signo de Acuario, año de una tremenda guerra, y a la sombra de unas montañas francesas fronterizas con España. Aunque libre por naturaleza y a imagen de Dios, con todo, y a imagen del mundo al cual había venido, también fui prisionero de mi propia violencia y egoísmo... Heredé de mi padre su forma de ver las cosas y parte de su integridad. De mi madre, algo de su insatisfacción ante la complejidad en que el mundo vive, y un poquitín de sus muchas cualidades. De ambos heredé capacidad para el trabajo, saber ver las cosas, gozar de ellas y saberme expresar; esto debería haber hecho de mí una especie de rey, si los ideales por los que el mundo vive fueran los verdaderos. Nunca tuvimos mucho dinero; pero cualquier tonto sabe que no se necesita dinero para disfrutar de la vida".
Thomas Merton
La montaña de los siete círculos
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