"Más de una vez Jesús tuvo que reprender a Sus Apóstoles, que discutían y luchaban por los primeros lugares en Su Reino. Dos de ellos, Santiago y Juan, intrigaban por obtener asiento a su derecha e izquierda en el Reino. No es insólito, en la vida de los santos, ver que unos santos no estuvieron siempre de acuerdo con otros santos. Pedro no se avino siempre con Pablo, ni Felipe Neri con Carlos Borromeo. Y a veces hombres muy santos han sido exasperantes, y muy fatigoso el vivir con ellos. Si no me crees, acaso sea porque tú piensas que los santos son siempre perfectos y nunca tienen faltas
con que luchar. Pero Dios permite a veces que los hombres conserven defectos e imperfecciones, miopías y excentricidades, aun después de haber alcanzado un alto grado de santidad, y a causa de esas cosas su santidad permanece oculta para ellos y
para los demás. Si la santidad de todos los santos hubiese sido siempre claramente visible para todos, no habrían llegado nunca a ser pulidos y perfeccionados por las pruebas y persecuciones, por las críticas y humillaciones y la oposición de la gente con
quien vivían".
con que luchar. Pero Dios permite a veces que los hombres conserven defectos e imperfecciones, miopías y excentricidades, aun después de haber alcanzado un alto grado de santidad, y a causa de esas cosas su santidad permanece oculta para ellos y
para los demás. Si la santidad de todos los santos hubiese sido siempre claramente visible para todos, no habrían llegado nunca a ser pulidos y perfeccionados por las pruebas y persecuciones, por las críticas y humillaciones y la oposición de la gente con
quien vivían".
Thomas MERTON, "Semillas de contemplación".
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