"El misterio de Adviento en nuestras vidas es el comienzo del
fin de todo lo que en nosotros no es todavía Cristo. Es el comienzo del fin de
la irrealidad. Y eso, sin duda, es motivo de alegría. Pero por desgracia nos
aferramos a nuestra irrealidad, preferimos la parte al todo, continuamos siendo
fragmentos, no queremos ser ”un solo hombre en Cristo”.
Adviento, para nosotros, significa aceptación de ese
comienzo totalmente nuevo. Significa una disposición para hacer que la
eternidad y el tiempo se encuentren no sólo en Cristo sino en nosotros, en el
Hombre, en nuestra vida, en nuestro mundo, en nuestro tiempo. Si hemos de
entrar en el comienzo de lo nuevo, debemos aceptar la muerte de lo viejo. El
comienzo, pues, es el fin. Hemos de aceptar el fin, antes de poder empezar. O
más bien, para ser más fieles a la complejidad de la vida, hemos de aceptar el
final en el comienzo, ambos juntos".
THOMAS MERTON
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