
Un viejo maestro fue desde la India hasta la China con el propósito de ver al emperador, que ya en ese entonces era budista. El emperador le dijo al maestro:
“-He construido templos, levantado pagodas y erigido monasterios. ¿Cuál es mi recompensa?
Y el maestro respondió:
-“No tendrás ninguna. No hay para ti ninguna recompensa.
El emperador, desconcertado, reflexionó un momento, y al cabo comprendió lo que querían decir las palabras del maestro:
-“Si necesitas algo como recompensa, todas tus dádivas han sido una ficción”.
Y el maestro respondió:
-“No tendrás ninguna. No hay para ti ninguna recompensa.
El emperador, desconcertado, reflexionó un momento, y al cabo comprendió lo que querían decir las palabras del maestro:
-“Si necesitas algo como recompensa, todas tus dádivas han sido una ficción”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.