
"Si el hombre no conoce el valor de su soledad, ¿cómo podrá respetar la soledad ajena?
Es a la vez soledad y dignidad nuestras poseer una personalidad incomunicable que nos pertenece a nosotros solos y a nadie más, y que así será por siempre.
Cuando la sociedad humana llena su verdadera función, las personas que la integran crecen cada vez más en su libertad individual y en su integridad personal. Y cuanto más cada individuo desarrolle y descubra los recursos secretos de su personalidad incomunicable, más contribuirá a la vida y al benestar del todo. La soledad es tan necesaria para la sociedad como el silencio lo es para el lenguaje, el aire para los pulmones y el alimento para el cuerpo.
Una comunidad que trate de invadir o destruir la soledad interior de los individuos que la componen, se condenará a sí misma a muerte por asfixia espiritual".
Thomas Merton.
"Los hombres no son islas", 226
Esta disyuntiva que Merton plantea en el texto que compartes es la misma que se plantea hoy el ser humano en un mundo global; cómo conjugar lo social con lo individual o personal, como salvaguardar el valor de la soledad o del compartir frente a los extremos. Considero muy importante salvaguardar la soledad interior, esa es la base de una sana socialización
ResponderEliminarAlberto Echenique.
Yo más que de soledad interior hablaría de libertad o indenpendencia interior. Eso es lo que ninguna socialización debe ignonar ni someter.
ResponderEliminarEmilio
Yo más que de soledad interior hablaría de libertad o indenpendencia interior. Eso es lo que ninguna socialización debe ignonar ni someter.
ResponderEliminarEmilio
La soledad positiva es la que nos construye paz y equilibrio interior. Sólo así podremos darlos socialmente. Sin felicidad propia no es posible hacer feliz.
ResponderEliminarSe me hace extraño que no haya comentario de San.
Roberto