“El misterio de Adviento se centra en el hecho de que Dios está ahora presente en el Hombre, y los hombres serán juzgados conforme a su aceptación de esta verdad crucial, en todas sus consecuencias. Lo que hacemos al hombre, se lo hacemos a Cristo. Lo que le hacemos al hombre, se lo hacemos a Cristo, el hombre-Dios. De ahí la tragedia de los desórdenes e injusticias actuales. No es sólo que impidan a los hombres hacerse uno en Cristo, sino más bien que desgarran en pedazos a la humanidad, cuando, en el Misterio de Adviento, el hombre ya es uno en Cristo”.
Thomas Merton.
“Tiempos de celebración”, 103.
Creo que TM, como suele decirse, “da en el clavo” del Adviento, de la Navidad: el nacimiento de Dios en cada hombre. No tienen sentido festejos ni ortodoxias religiosas navideñas si no celebramos, bendecimos y ayudamos a los demás, a cada ser humano; porque la Vida que nació en Cristo sigue naciendo, haciéndose carne inmaculada, en cada persona. Por eso, esperemos amando. Abrámonos al misterio del Adviento tomando la decisión de actuar como dice, metafóricamente, este poema:
ResponderEliminarEsperaré a que crezca el árbol
y me dé sombra.
Pero abonaré la espera
con mis hojas secas.
Esperaré a que brote
el manantial
y me dé agua.
Pero despejaré mi cauce
de memorias enlodadas.
Esperaré a que apunte
la aurora
y me ilumine.
Pero sacudiré mi noche
de postraciones y sudarios.
Esperaré que llegue
lo que no sé
y me sorprenda.
Pero vaciaré mi casa
de todo lo conquistado.
Y al abonar el árbol,
despejar el cauce,
sacudir la noche
y vaciar la casa,
la tierra y el lamento
se abrirán a la esperanza.