"Practicar la inmovilidad del cuerpo transforma también al ser humano interiormente. El ser humano ha de darse cuenta que la transformación que busca por medio de la meditación, no es solo un cambio en la organización de su mundo interior, sino una renovación, como ser humano, de todo él. Es falso presentar como iluminación una experiencia por la que, de pronto, algo en el interior se hace claridad, como si se tratara del caso de un físico genial que, de súbito, tuviera una intuición que diera nueva luz a sus conocimientos, de tal suerte que provocara la modificación de todo un sistema de pensar. En este caso, tal iluminación no transforma al sujeto, que sigue siendo como era antes. La Iluminación, en el sentido real del término, no tiene nada que ver con este tipo de intuición. La verdadera Iluminación supone tal sacudida que transforma al ser humano, todo él, transforma toda su forma, también física, de estar en el mundo".
Karlfried G. Dürckheim
("Práctica del camino interior".)
Nuestro célebre noble bavarés (como Benedicto XVI, igual de bavarés pero este último no recuerdo que con estirpe noble) tenía esa peculiar y personal profundidad psicológica para saber hablar de algo que puede parecer etéreo como la "iluminación", pero hacerlo con unos términos muy de la vida a ras de suelo.
ResponderEliminar