lunes, 4 de marzo de 2013

ITINERARIO DE CUARESMA: Amistad con Jesús.



La palabra de Dios es siempre palabra de vida; es aquella palabra de la que se habla al comienzo del Génesis, cuando se narra la creación del mundo:


“La tierra no tenía entonces ninguna forma;

todo era un mar profundo cubierto de oscuridad,

y el espíritu de Dios se movía sobre el agua.

Entonces Dios dijo: Que haya luz!

Y hubo luz”.

 (Génesis 1, 2-3)

  
Así, Dios con su palabra crea y recrea su obra de amor. Lo seguiremos viendo a lo largo de este itinerario, sobre todo para traer y tener siempre en la memoria que fue esa misma palabra la que nos llamó a nosotros a salir, a ponernos en camino, en busca de una tierra de promisión.

Aquí aparece CRISTO, la Palabra del Padre, el Amén, el sí a la Humanidad que se hace misterio con el Misterio.  Abiertos a la escucha, Dios habla en todo: en la Escritura, en la Creación, en la Historia, en lo cotidiano y sencillo de la vida, en los encuentros, incluso en otras experiencias religiosas o espirituales; pero sobre todo, nos habla a nosotros los cristianos en Jesús, que es PALABRA.

                                                                            
  “Así como la lluvia y la nieve bajan del cielo,

Y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, ‘

La fecundan y la hacen germinar,

Y producen la semilla para sembrar

Y el pan para comer,

Así también la palabra que sale de mis labios

No vuelve a mí sin producir efecto,

Sino que hace lo que yo quiero

Y cumple la orden que le doy”.

(Isaías 55, 10-11)



Jesús, aquel que encontramos un día y nos robó el corazón, es la Palabra de Dios para nosotros, su promesa, su pacto, su fidelidad. En este itinerario cuaresmal es esencial que renovemos nuestra amistad con él, y nuestra condición de discípulos suyos. Jesús, Amigo y Maestro.

La lectura diaria del evangelio (dialogada, orada), es fuente de vida, y nos permite reconocer al Cristo vivo que camina a nuestro lado. Palabra que alimenta y fortalece. Los discípulos en el Evangelio querían escuchar su palabra y fueron, y se quedaron con él. Luego, en el Monte de la Transfiguración Jesús les reveló que el Misterio se había hecho carne en su persona, y Dios dijo desde la nube: Escúchenlo.

Evocamos otras frases bíblicas: “Tu palabra me da vida”; “Habla, que tu hijo escucha”. “Tú tienes palabras de vida eterna”. Ir a la Escritura para encontrar al Cristo vivo, para sentirnos en el Hogar, para descubrirnos nosotros en Él. En Jesús, el Misterio se ha develado a los hombres; en su Hijo nos hizo hijos y nos lo dijo todo.

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