domingo, 31 de marzo de 2013

LA NOCHE DE LA VIDA


En el templo en penumbras suena como trompeta el Pregón Pascual: los cirios en alto, el corazón rebosante de gozo.  Nos sentimos parte de la Iglesia que espera, y así lo expresamos en la oración. Luego, sentados, escuchamos las palabras que narran la historia de un Dios creador, un Dios que llama a buscar siempre lo nuevo, un Dios liberador, enemigo de toda esclavitud, un Dios que promete  no arrepentirse nunca de su alianza con nosotros. 
 Y entonces a toda voz gritamos ¡Gloria! Se encienden todas las luces, y suenan las campanas. 
Somos un pequeño resto en medio de la noche, en un mundo que duerme, y sin embargo tenemos esperanza, porque la Luz va delante de nosotros. El apóstol nos habla del sentido de nuestro bautismo, y tras un Aleluya movido y palmeado el Evangelio proclama: 
 “No tengan miedo”.
 
Esta es la noche de la fe. 
No hay otra como esta. 
Es la noche santa de la Resurrección, 
la noche santa de la Vida.

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