martes, 2 de abril de 2013

ABRE LA PUERTA...4


Las puertas atemorizan e invitan al mismo tiempo. Aunque el pensamiento de entrar en el propio interior puede resultar atrayente, el proceso en sí puede experimentarse en gran medida como algo que amenaza nuestra estabilidad y seguridad emocional. Es comprensible sentir miedo, y depende en buena medida de lo que pensamos que hay al otro lado. Es necesario buscar el valor para creer en nuestra plenitud interna y con esperanza cruzar el umbral de la puerta, sabiendo que lo que encontremos ayudará a nuestro crecimiento.
 Thomas MERTON nos ofrece inestimables palabras acerca del viaje interior:

"El Cristo que buscamos está dentro de nosotros, en nuestro yo más íntimo; es nuestro yo más íntimo y, sin embargo, nos trasciende infinitamente. Ésta es la raíz misma de nuestro ser. Por tanto, lo que estamos llamados a hacer es vivir, tan habitual y constantemente como sea posible, con gran sencillez en este nivel de amor que procede de las profundidades de nuestro ser donde Cristo reina y ama. Es esta una dimensión del amor que nadie puede arrebatarnos, salvo que nosotros mismos cerremos la puerta, y nadie puede aportárnosla si no le abrimos la puerta a Cristo abriendo nuestro corazón para que Cristo more en él".


 Cuando abrimos la puerta deliberadamente mediante las prácticas espirituales y la ayuda de companeros de confianza, o cuando la puerta se abre violentamente por experiencias no deseadas o inesperadas, nuestro yo profundo espera que entremos.
 Hay mucho por descubrir... y acabaremos agradeciendo la sabiduría contenida en nuestro viaje.

Así, iniciando la PASCUA, no tengas miedo, porque el amor en su forma más plena camina a nuestro lado. 
Gira la llave, pon la mano en el picaporte, y abre la puerta de tu corazón.

 (Notas a partir de la lectura de "ABRE LA PUERTA. Introspección al verdadero yo". de Joyce Rupp, Sal Terrae, 2009)

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