"No hay una tal cosa como Dios, porque Dios no es una cosa, ni un algo: él es un nítido Alguien. Él es el Tú, ante quien brota y se hace consciente nuestro más profundo yo. Y ante quien nuestro más profundo yo se convierte en amor. Él es el Dios vivo, Yahvé, el SOY YO, quien desde nuestra nada nos llama a la existencia, de tal manera que podamos estar ante Él, como hechos a su imagen, que refleja su ser infinito en nuestra pequeñez, diciéndole: Yo soy. Así pues, despertemos, con San Pablo, a la siguiente paradoja: más allá de nuestro ser natural tenemos un ser más elevado en Cristo, que nos hace no ser ya nosotros mismos, sino él solo en nosotros...". (Thomas Merton, Nuevas semillas de contemplación)
"La meta de toda espiritualidad verdadera consiste en hacernos conscientes, conscientes no sólo de Dios sino de nosotros mismos y de todo ese inmenso mundo de las personas y las cosas. El ser conscientes es, en realidad, un despertar, nos levantamos del sueño de un apartheid espiritual y nos convertimos en personas verdaderamente vivas". (William H. Shannon, Silencio en llamas)
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