jueves, 9 de enero de 2014

LA FALSA LLAMA 2

"Incluso cuando entramos en la vida contemplativa, seguimos llevando con nosotros nuestras pasiones y nuestra naturaleza sensible, como un depósito de gasolina sin protección. Y a veces las chispas que vuelan en la pura oscuridad de la contemplación caen accidentalmente en ese carburante y encienden una llamarada en las emociones y los sentidos.
 Todo el espíritu se siente sacudido y se tambalea en una explosión de embriagadora alegría o una tormenta de compunción, que puede ser buena y sana, pero que sigue siendo todavía más o menos animal, aun cuando la chispa que ha encendido el fuego pueda tener un origen sobrenatural.

Esta llamarada brota de repente y se extingue en unos instantes... o en media hora. Mientras dura, gustamos un intenso placer que resulta a veces enganosamente elevado. Pero esta alegría se revela ocasionalmente en una cierta pesadez que pertenece al nivel de los sentidos y muestra bien lo que es: cruda emoción. Algunas veces puede tener incluso un efecto natural bueno. Una explosión de exuberancia espiritual puede animarnos en un día de fiesta, después de semanas de lucha y trabajo. Pero, generalmente, el efecto de esta conmoción  no vale más que si fuera puramente natural. Cuando todo ha pasado, no tenemos más provecho que el que podríamos sacar de un par de copas de cava o un buen ejercicio de natación. En este sentido, es algo bueno.

 Pero sería peligroso que atribuyéramos una falsa importancia a estas manifestaciones de emoción religiosa. En realidad no tienen ninguna importancia, y, aun cuando algunas veces son inevitables, parece imprudente desearlas"

Thomas Merton



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