“La semilla de la vida de perfección se planta en cada alma cristiana en el bautismo, pero la semilla tiene que crecer y desarrollarse antes de recogerse la cosecha. Sin embargo, hay miles de cristianos que pueblan la faz de la tierra llevando en sus cuerpos al Dios infinito a quien, prácticamente, desconocen.
Las semillas de contemplación y de santidad han sido plantadas en estas almas, pero sólo están ahí inmóviles, no germinan ni crecen; en otras palabras, la gracia santificante se encuentra en la esencia de sus almas, pero éstas nunca rebosan de ella de modo que las inflame, las empape y tome posesión de sus facultades, de su intelecto y de su voluntad”.
Thomas Merton
Meditación y contemplación
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