"Lo primero que tienes que hacer, antes de empezar siquiera a pensar en algo como la contemplación, es tratar de recuperar tu unidad natural básica, reintegrar tu ser -que se halla dividido en compartimentos- en un todo sencillo y coordinado, y aprender a vivir como una persona humana unificada. Eso significa que tienes
que recoger de nuevo los fragmentos de tu distraída existencia para que, cuando digas "yo", realmente haya alguien presente que sostenga el pronombre que has pronunciado". (La experiencia interna. Notas sobre la contemplación)
"La vocación a la soledad es a la vez una vocación al silencio, a la pobreza y al vacío. Pero el vaciarse es para llenarse. Se puede decir que el fin de la vida solitaria es la contemplación. Pero no la contemplación en el sentido pagano de una iluminación intelectual y esotérica, conseguida por una técnica ascética. La contemplación '/ del solitario cristiano es la conciencia de la misericordia divina que transforma y eleva su propia nada...". (El camino monástico)
"En el desierto de soledad y vacío es donde se ve que son ilusorios el miedo a la muerte y la necesidad de autoafirmación. Cuando se mira esto de frente, la angustia no siempre es vencida, pero puede ser aceptada y comprendida. Así, en el corazón de la angustia se encuentran los dones de paz y comprensión: no simplemente en la iluminación y la liberación personales, sino en el compromiso y la comprensión, pues el contemplativo debe asumir la angustia universal y la situación ineludible del hombre mortal. El solitario, lejos de encerrarse en sí mismo, se hace a todos los hombres. Reside en la soledad, la pobreza, la indigencia de todo hombre" (Incursiones en lo indecible)
"¿Cuál es mi nuevo desierto? Su nombre es compasión. No existe yermo tan terrible, tan bello, tan árido y tan fructífero como el yermo de la compasión. Es el único desierto que verdaderamente florecerá como el lirio. Se convertirá en un estanque. Echará brotes y florecerá y saltará de gozo. En el desierto de la compasión, la tierra sedienta ve brotar fuentes de agua, el pobre posee todas las cosas. No existen fronteras que controlen a los moradores de esta soledad, en la cual yo vivo solo, tan aislado como la Hostia sobre el altar, que, siendo el alimento de todos los hombres, pertenece a todos y no pertenece a nadie, porque Dios está conmigo y se asienta en las ruinas de mi corazón, predicando el evangelio a los pobres". (Diarios)
Thomas Merton
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