viernes, 21 de noviembre de 2014

EL REINO DEL REY

Celebramos en el último domingo del año litúrgico la solemnidad  de Cristo Rey. Jesús encabeza  el Reino que nos anuncia y nos trae, que nos propone y El mismo vive. Pensar en el Rey es pensar en el Reino, para vivirlo con su guía y de su mano.  
Traigo hoy estos párrafos de la Evangelii Gaudium, que nos invitan a sumergirnos en la experiencia del Reino.  

 El Reino que nos reclama

“ Leyendo las Escrituras queda por demás claro que la propuesta del Evangelio no es sólo la de una relación personal con Dios. Nuestra respuesta de amor tampoco debería entenderse como una mera suma de pequeños gestos personales dirigidos a algunos individuos necesitados, lo cual podría constituir una « caridad a la carta », una serie de acciones tendentes sólo a tranquilizar la propia conciencia. La propuesta es el Reino de Dios (cf. Lc 4,43); se trata de amar a Dios que reina en el mundo. En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos. Entonces, tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales. Buscamos su Reino:  “Buscad ante todo el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás vendrá por añadidura » (Mt 6,33). El proyecto de Jesús es instaurar el Reino de su Padre; Él pide a sus discípulos: « ¡Proclamad que está llegando el Reino de los cielos! » (Mt 10,7)”.

 “El Reino que se anticipa y crece entre nosotros lo toca todo y nos recuerda aquel principio de discernimiento que Pablo VI proponía con relación al verdadero desarrollo: « Todos los hombres y todo el hombre ». Sabemos que « la
evangelización no sería completa si no tuviera en cuenta la interpelación recíproca que en el curso de los tiempos se establece entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social del hombre >Se trata del criterio de universalidad, propio de la dinámica del Evangelio, ya que el Padre desea que todos los hombres se salven y su plan de salvación
consiste en « recapitular todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo un solo jefe,
que es Cristo » (Ef 1,10). El mandato es: « Id por todo el mundo, anunciad la Buena Noticia a toda la creación » (Mc 16,15), porque « toda la creación espera ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios » (Rm 8,19). Toda la creación quiere decir
también todos los aspectos de la vida humana, de manera que « la misión del anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo tiene una destinación universal. Su mandato de caridad abraza todas las dimensiones de la existencia, todas las personas, todos los ambientes de la convivencia y todos los pueblos. Nada de lo humano le puede resultar extraño
La verdadera esperanza cristiana, que busca el Reino escatológico, siempre genera historia.”


FRANCISCO. EXHORTACION APOSTOLICA EVANGELII GAUDIUM, 180-181.

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