"En el Adviento nos confrontamos claramente con nuestras necesidades y deseos insatisfechos. Miramos por encima de los límites de nuestra vida. La mirada a la tierra prometida hace que crezca en nosotros el anhelo de mudarnos y de no acomodarnos para siempre en lo familiar y conocido.
Quien logra celebrar la expresión de su nostalgia, no tiene necesidad de ahogar sus deseos insatisfechos en refugios enfermizos, y así descubrirá en sí dónde radica el peligro de huír hacia sucedáneos morbosos.
La celebración del Adviento quiere ayudarnos, una vez más, a transformar las huídas en deseos positivos.
En el tiempo de Adviento, oímos las promesas de Dios tal como los profetas nos las han transmitido. En ellas se nos ha anunciado que las aguas surgirán en medio del desierto, que las espadas se cambiarán en arados y que el lobo y el cordero, la pantera y el cabrito, vivirán juntos pacíficamente. Esto no son ilusiones piadosas con que los profetas quieren arrullarnos; son más bien sueños en los que descubrimos nuestras propias posibilidades.
Si Dios viene, entonces florecerá en nuestro corazón el desierto, brotará en medio de nuestro vacío y sequedad una fuente que nos llenará de vida. Un rocío caerá del cielo y fecundará la tierra. "
ANSELM GRÜN
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