martes, 9 de diciembre de 2014

SANTIDAD ENCARNADA Y VITAL


THOMAS MERTON buscó en los signos de su tiempo una respuesta encarnada y vital a la llamada a la santidad, y nos dejó el testimonio de su experiencia personal: la de un hombre contemporáneo, paradójico, como somos todos, que abrazó la fe  y comprendió el desafío que para todo creyente tiene la llamada a una vida plena, 

 Merton buscó la plenitud en Cristo, trabajó por alcanzar una cota de santidad en su vida desde unas coordenadas históricas, geográficas y espirituales concretas, con una visión que fue desarrollándose y madurando con los años. Indagar en su experiencia, en su propia búsqueda espiritual resulta estimulante y nos ayuda a hacer nuestra propia búsqueda, a recorrer nuestro propio camino como cristianos, y a descubrir algunas claves para buscar y vivir la santidad a la que estamos llamados concretamente hoy.

Todo lo que es, es santo. No es cierto que los santos no se fijen en las cosas creadas, no entiendan al mundo, su gente, las cosas que suceden. No se puede amar a Dios y odiar al mundo que Él creó. No van por el mundo con rostro de piedra sin escuchar las voces de los que hablan, ríen o lloran.  Nos dice Merton: 

“Un santo es capaz de hablar del mundo sin ninguna explícita referencia a Dios, de tal modo que sus afirmaciones den mayor gloria a Dios y despierten mayor amor a Dios que las observaciones de alguien menos santo, que tenga que esforzarse por establecer una arbitraria relación entre las criaturas y Dios mediante gastadas analogías y metáforas, tan débiles que hacen pensar que algo le pasa a la religión.” Thomas Merton (Semillas de Contemplación)




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