“Lo que uno necesita hacer es iniciar uno mismo una
conversión y una nueva vida, en la medida de lo posible. Así, mi nueva vida y
mi contribución a una renovación en el monasticismo empiezan dentro de mí y en mi
propia vida cotidiana… La creatividad tiene que empezar conmigo y no puedo
quedarme aquí sentado, perdiendo el tiempo y pidiendo a la institución
monástica que se vuelva creativa y profética. Para empezar no hay realmente que
esperar muchos cambios dentro del marco de la institución. Puede cambiar un
tanto y nada más. Tras ello, la estructura no soportará ningún otro cambio. Es
inútil lamentarse de que las mejores personas dejen el monasterio y es inútil
hacerse esperanzas con ilusorios cambios simbólicos que, después de todo, son
sólo pequeñeces. Lo que cada uno de nosotros debe hacer, lo que yo tengo que
hacer, es dedicarme de lleno y empezar realmente a investigar nuevas
posibilidades en nuestras propias vidas; y si las nuevas posibilidades
significan cambios radicales, pues muy bien. Quizá necesitemos cambios
radicales y para alcanzarlos tal vez tengamos que luchar y sudar un poco de
sangre. Sobre todo, debemos prestar más atención al camino de Dios y al tiempo
de Dios y darlo todo cuando realmente se nos pide”. (145)
Thomas Merton. “Acción y contemplación”
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.