“El Camino no comienza hasta que el discípulo ha abandonado
todo y ha superado dos etapas importantes de su evolución: la primera, en la
que todo gira alrededor de su ego, el egocentrismo, y la segunda, en la que
todo gira en torno al prójimo, una obra a los valores de una comunidad.
Entonces entra en una tercera etapa en la que todo gira alrededor de lo divino
y de la transformación en una persona deificada. A partir de ese momento, las
dos primeras etapas, el compromiso consigo mismo y con el prójimo o con el
mundo, adquieren un aspecto de naturaleza radicalmente distinta. El Camino
representa para el discípulo una entrega total y sin condiciones para seguir al
Maestro. Lo Absoluto no puede surgir más que cuando lo relativo le cede su
puesto”.
K.G. Dürckheim
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