“La vida contemplativa no es algo objetivo que está ahí y a lo que, tras de dar muchas
vueltas, se gana acceso finalmente. La vida contemplativa es una dimensión de
nuestra existencia subjetiva. Descubrir la vida contemplativa es un nuevo
descubrimiento de uno mismo. Podríamos decir que es el florecimiento de una
identidad más profunda en un plano completamente diferente de un simple
descubrimiento psicológico, una nueva identidad paradójica que tan sólo se
descubre con la pérdida del ego. Encontrarse perdiéndose: eso es parte de la
contemplación”. (147)
“El secreto de la vida contemplativa está en esta capacidad de estar activamente alerta,
en un alerta activo y expectante en que la actividad es una profunda respuesta
personal en un nivel que está, por decirlo así, más allá de las facultades del
alma”. (148)
“La oración contemplativa es una profunda actividad
interior, en las raíces mismas de nuestro ser, en respuesta a Dios quien tiene
la iniciativa y, sin embargo, nos lleva por nuestra parte, a ciertas formas muy
sutiles de iniciativa obediente. Esta combinación de iniciativa y pasividad
expectante es diferente en cada persona, pues muchas cosas intervienen en ella.
En la renovación de la vida contemplativa, no debemos reducir las posibilidades
de desarrollo individual como ha sido antes el caso”. (148)
Thomas Merton. “Acción y
contemplación”
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