jueves, 7 de noviembre de 2019

MEDITACIÓN Y SUFRIMIENTO

"Toda vida humana implica sufrimientos. Desde el simple desagrado hasta la pena profunda, el hombre se halla siempre bajo la influencia de una dificultad o de un pesar. Y también le siguen en la meditación. ¿Qué comportamiento hay que adoptar durante el ejercicio?

La meditación no se hace para descubrir el punto en que cesa el sufrimiento. Por el contrario, comprendiéndola bien, enseña a soportar las preocupaciones y las penas de una forma justa, es decir, fecunda. Sea cual fuere la desdicha o el pesar que turben al hombre, éste debe utilizar sus horas de meditación para sacar provecho de ellas.  Lo cual  sólo es posible si se hace frente al sufrimiento, portándole consigo en la meditación. Soltar presa, instalarse en el hara, devenir uno, se practica en tal caso como un establecerse y unirse al sufrimiento ya que sólo así se puede salvar el fruto secretamente contenido en todo dolor.


Todo pesar, cuando se le sufre bien, marca el umbral de una nueva etapa. La forma justa de tratar el sufrimiento es, por lo tanto, hacer lo contrario a como actúa el hombre natural. Este intenta rechazar el sufrimiento, distraerse, evadirse en otra cosa que le permita olvidar su mal. Sin embargo, desde el dolor físico hasta la miseria psíquica o los sufrimientos que causan una situación insoportable o la pérdida de un ser querido, todo sufrimiento aparece para aquel que se compromete en el camino, firmemente decidido a encontrarse a sí mismo, como un don y como una tarea a llevar a cabo para avanzar un paso en el camino interior. Desde el punto de vista iniciático, una vida totalmente exenta de sufrimiento, preservada de penas o dificultades, es siempre una vida estéril. 

Cuando un hombre permite valientemente que su sufrimiento se mantenga presente en la conciencia y lo acepta -y ese mismo tormento puede acompañar la meditación durante horas e incluso días-, llegará un momento en que él se sentirá pasar a través de ese muro.  En un plano profundo, no solamente se liberará de ese pesar, sino que él mismo se sentirá liberado y abierto a algo que antes le era desconocido"

Karlfried Graf Dürckheim
Meditar, por qué y como
Mensajero, 1989

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