jueves, 5 de diciembre de 2019

LA MEJOR RELIGIÓN...

Jesús era un maestro de las parábolas. En el caso de Mateo 7, 21. 24-27, la parábola pregunta, al que lee o escucha, por los cimientos en que está apoyando su existencia, y que marcan el contraste entre la "apariencia" y la "solidez". 

Para Jesús, confirmado además en otra parábola, la del Buen Samaritano, hay un camino para encontrarse con Dios que no pasa por el templo.  Dicho brevemente: Jesús, en la línea de la mejor tradición profética judía, sitúa la ética por encima de la religión (La ortopraxis por encima de la ortodoxia). 

"La mejor religión es la que hace mejores personas", afirmó en una ocasión el Dalai Lama. Podría decirse de otro modo: la religión es saludable cuando se vive al servicio de la persona y de la espiritualidad (entendiendo por espiritualidad aquella dimensión básica y fundamental del ser humano que posibilita la plenitud de la vida). Por el contrario, cuando se absolutiza, olvidando que es solo un instrumento siempre relativo, se hace dogmática, indigesta y peligrosa, llegando incluso a pervertirse. 

"No es el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre", proclamó Jesús. Lo mismo vale para la religión.  En el mejor de los casos, la religión es como un mapa que nos ayuda a descubrir y fortalecer la "roca" sobre la cual construir nuestra casa. Pero la roca es solo una: el núcleo último de todo lo que es, aquello que constituye nuestra identidad única, sobre la que podemos siempre descansar.

( Extracto de un texto de: Enrique Martínez Lozano)

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