"Nuestra vocación no consiste simplemente en ser, sino en trabajar junto con Dios en la creación de nuestra vida, nuestra identidad, nuestro destino. Esto significa que no debemos existir pasivamente, sino participar activamente en Su libertad creadora, en nuestra vida y en la vida de los otros, eligiendo la verdad.
O, mejor dicho, somos llamados incluso a compartir con Dios la obra de crear la verdad de nuestra identidad. Podemos eludir esta responsabilidad jugando con máscaras, y esto nos agrada, porque a veces puede parecer una manera libre y creadora de vivir. Resulta muy fácil, según parece, agradar a todos. Pero, a largo plazo, el precio que debemos pagar y el sufrimiento son muy elevados.
Descubrir nuestra identidad en Dios o, como dice la Biblia, «trabajar por nuestra salvación», es una tarea que requiere sacrificio y angustia, riesgo y muchas lágrimas. Exige una atención constante a la realidad en todo momento y una gran fidelidad a Dios cuando se revela, oscuramente, en el misterio de cada nueva situación.
Nosotros no conocemos con claridad y de antemano cuál será el resultado de este trabajo. El secreto de mi plena identidad está escondido en Dios. Sólo él puede hacer de mí la persona que yo soy o, mejor, la que seré cuando al fin comience a ser plenamente. Pero si no deseo esta identidad y no trabajo con Él y en Él para encontrarla, la obra nunca será realizada. La manera de hacerlo es un secreto que sólo Dios puede enseñarme. No hay forma alguna de conocer este secreto sin fe. Mas la contemplación es el don mayor y más precioso, ya que me permite ver y comprender la obra que Dios quiere que haga".
Thomas Merton
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