"El genio religioso de la Reforma protestante, según lo veo yo, reside en su lucha con el problema de la justificación en toda su hondura. La gran cuestión cristiana es la conversión del hombre y su restauración a la gracia de Dios en Cristo. Y esa cuestión, en su forma más sencilla, es la de la conversión a Cristo de los malos y de los pecadores. Pero el protestantismo volvió a plantear esa cuestión en su forma más radical: ¿y qué pasa con la conversión, mucho más difícil y problemática, de los piadosos y los buenos? Es relativamente fácil convertir al pecador, pero los buenos muchas veces son del todo inconvertibles, sencillamente porque no ven ninguna necesidad de conversión".
Thomas Merton, Conjeturas...
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