"Si el fuego ha descendido hasta el corazón del Mundo ha sido, en esta última instancia, para arrebatarme y para absorberme. Desde ese momento no basta con que le contemple e intensifique continuamente su ardor en torno a mí mediante una fe sostenida. Es necesario que, tras haber cooperado con todas mis fuerzas a la consagración que le hace brotar, yo consienta, al fin, en la comunión, que le proporcionará, en mi persona, el alimento que, en fin de cuentas, ha venido a buscar.
Me prosterno, Dios mío, ante tu presencia en el Universo, que se ha hecho ardiente, y en los rasgos de todo lo que encuentre, y de todo lo que me suceda, y de todo lo que realice en el día de hoy, te deseo y te espero.
Es algo terrible haber nacido, es decir, encontrarse irrevocablemente arrastrado, sin haberlo querido, por un torrente de energía formidable que parece querer destruir todo lo que lleva consigo.
Quiero, Dios mío, que en virtud de un trastueque de fuerzas que sólo Tú puedes efectuar, el sobresalto que se adueña de mí ante las alteraciones sin número que están realizando la renovación de mi ser se cambie en una alegría desbordante por verme transformado en tí".
Pierre Teilhard de Chardin
(Himno del Universo, Trotta, 1996, página 35)
Amén...
ResponderEliminarLa comunión de los hombres y, a través de ellos, de todo el universo en Cristo, es lo que Teilhard llama “Cristo Total” o “Cristo Cósmico”.Teilhard introdujo nuevos e interesantes planteamientos en filosofía, teología y ciencia, y un nuevo enfoque en la mística. Transcribo un par de párrafos que me parecen muy reveladores de su visión espiritual:
ResponderEliminar“Adorar, antes, era preferir más a Dios que a las cosas, refiriéndose a Él y sacrificándolas a Él. Adorar, ahora, es consagrarse en cuerpo y alma al acto creador, adhiriéndose a él para perfeccionar el Mundo mediante el esfuerzo y la investigación.”
“Amar al prójimo, antes, era no hacerle daño y curar sus heridas. La caridad, en lo sucesivo, sin dejar de ser compasiva, se consumará en la vida entregada para el avance común.”
De "Semillas de Contemplación", libro de Tomas Merton, este texto es también una "perla preciosa" para guardar y seguir meditando sobre la unidad en Cristo Nuestro Señor.
ResponderEliminar"Tú y yo y todos los hombres fuimos hechos para hallar nuestra identidad en el Cristo místico, en quien nos completamos todos mutuamente “en un hombre perfecto,
en la medida de la edad de la plenitud de Cristo”.
Cuando alcancemos la perfección del amor que es la contemplación de Dios en Su gloria, nuestras personalidades inalienables, aunque permaneciendo eternamente
distintas, se combinarán, sin embargo, en UNA, de modo que cada uno de nosotros se hallará en todos los demás; y Dios será la vida y realidad de todos. Omnia in omnibus Deus.
Dios es un Fuego devorador. Él solo puede refinarnos como oro y separarnos de la escoria de nuestra egoísta individualidad, para fundirnos en esa totalidad de unidad perfecta que reflejará para siempre Su propia Vida trina y una.
Mientras rehusemos a Su amor el poder de consumirnos enteramente y unirnos en Él, el oro que hay en nosotros quedará oculto por la roca y el barro que nos mantienen opuestos uno a otro.
Mientras no seamos purificados por el amor de Dios y transformados en Él en la unión de la pura santidad, permaneceremos separados, opuestos uno a otro, y la unión entre nosotros será cosa precaria y dolorosa, llena de trabajos y penas, y sin cohesión duradera".
(El texto completo del libro está en la página www de la revista cistecium).