sábado, 28 de agosto de 2010

ESPERANZA CRECIENTE, CONSENTIMIENTO CREATIVO

“La peor tentación, y es a la que sucumben muchos monjes al comienzo de sus vidas, y por la que son derrotados, es sencillamente renunciar a pedir y buscar. Dejárselo todo a los superiores en esta vida, y a Dios en la próxima: una esperanza que en realidad puede no ser más que una velada desesperación, una negativa a vivir. Y no es cristiano desesperar del presente sólo desplazando la esperanza al futuro. También hay una esperanza muy esencial que pertenece al presente, y que está basada en la proximidad del Dios escondido y de su Espíritu en el presente. ¿Qué futuro puede tener sentido sin esperanza presente?

El mal y la falsedad son inevitables: pero uno no se inclina a ellas pasivamente y sin respuesta. La resignación no es bastante. Dios nos pide un consentimiento creativo, en nuestro yo más profundo y escondido, el yo que no experimentamos todos los días, y que quizá no experimentamos nunca, aunque siempre está ahí. Ese consentimiento creativo es la obediencia de todo mi ser a la voluntad de Dios, aquí y ahora”. (Conjeturas, 172)

3 comentarios:

  1. Una obediencia mal entendida, como ausencia de toda responsabilidad, ha hecho mucho daño en la vida religiosa. Un abrazo: Joan Josep

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  2. Precisamente nuestra esperanza de futuro es la que genera el gozo y el amor, creativos siempre, en el presente. Consentimiento que nos vincule participativamente con una colaboración recreadora.
    El tema de la obediencia en las religiones (“en nombre de Dios” o “como voluntad de Dios”) tiene muchas lecturas, tantas como intenciones o intereses esgrimen los que la defienden y exigen por un lado, o detractan por otro. Unos y otros, argumentan en base al cumplimiento de la voluntad divina. Muchas veces controvertido, y complicado también, establecer los límites y matices de la obediencia y la sumisión, el servicio y el servilismo. Siempre son cuestiones complejas y peliagudas, porque es fácil caer en manipulaciones, y acabar cumpliendo voluntades que responden a intereses y conveniencias humanas…
    Parafraseando el conocido dicho popular, creo que en nuestra relación personal con Dios, tres son ya multitud. Sólo Dios y nuestra conciencia, basta.

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  3. Para "vivir escondidos con Cristo en Dios" hace falta silencio, soledad y compromiso con los demás, el "consentimiento creativo" al que nos conduce en este texto TM, no es posible sin ratos largos de oración, meditación y contemplación de la Palabra de Dios unido a la solidaridad concreta con los hermanos y hermanas con los que estamos viviendo, los más cercanos y los más lejanos.

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