"A través de mi vida monástica y de mis votos digo NO a todos los campos
de concentración, a los bombardeos aéreos, a los juicios políticos que son una
pantomima, a los asesinatos judiciales, a las injusticias raciales, a las
tiranías económicas, y a todo el aparato socioeconómico que no parece
encaminarse sino a la destrucción global a pesar de su hermosa palabrería en
favor de la paz. Hago de mi silencio monástico una protesta contra las mentiras
de los políticos, de los propagandistas y de los agitadores, y cuando hablo es
para negar que mi fe y mi iglesia puedan estar jamás seriamente alineadas junto
a esas fuerzas de injusticia y destrucción. Pero es cierto, a pesar de ello,
que la fe en la que creo también la invocan muchas personas que creen en la
guerra, que creen en la injusticia racial, que justifican como legítimas muchas
formas de tiranía. Mi vida debe, pues, ser un protesta, ante todo, contra
ellas...
Si digo que NO a todas esas fuerzas seculares, también digo SI a todo lo
que es bueno en el mundo y en el hombre. Digo SI a todo lo que es hermoso en la
naturaleza, y para que éste sea el sí de una libertad y no de
sometimiento, debo negarme a poseer cosa alguna en el mundo puramente como mía
propia. Digo SI a todos los hombres y mujeres que son mis hermanos y hermanas
en el mundo, pero para que este sí sea un asentimiento de liberación
y no de subyugación, debo vivir de modo tal que ninguno de ellos me pertenezca
ni yo pertenezca a alguno de ellos. Porque quiero ser más que un mero amigo de
todos ellos me convierto, para todos, en un extraño".
Thomas Merton.
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