lunes, 28 de abril de 2014

UN VACÍO QUE ESPERA LA PLENITUD

“La contemplación es esencialmente una escucha en el silencio, una expectación. Y también, en cierto  sentido, debemos empezar a escuchar a Dios cuando hemos terminado de escuchar. ¿Cuál es la 
explicación de esta paradoja? Quizá que hay una clase de escucha más elevada, que no es una atención  a cierta longitud de onda, una receptividad para cierto mensaje, sino un vacío que espera realizar la  plenitud del mensaje de Dios dentro de su aparente vacío. En otras palabras, el verdadero  contemplativo no es el que prepara su mente para un mensaje particular, que él quiere o espera  escuchar, sino el que permanece vacío porque sabe que nunca puede esperar o anticipar la palabra  que transformará su oscuridad en luz. Ni siquiera llega a anticipar una clase especial de transformación.  No pide la luz en vez de la oscuridad. Espera la Palabra de Dios en silencio, y cuando es ‘respondido’, no  es tanto por una palabra que brota del silencio. Es por su silencio mismo cuando de repente,  inexplicablemente revelándose a él como la palabra de máximo poder, llena de la voz de Dios.”

Thomas Merton

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