En la última etapa de su vida Thomas Merton viajó por Asia, y de ese periplo quedaron sus apuntes y lecturas, publicadas póstumamente en el "Diario de Asia". En uno de los
apéndices del mismo aparece un texto titulado “Sobre la
conciencia despierta”, de Bhikkhu Khantipalo. De él son los siguientes pasajes:
Mente despierta: “El estado de mente despierta es aquel en que uno
es consciente de lo que está haciendo, de eso y nada más que eso”.
¿Cómo se establece la conciencia despierta? Existen cuatro
ejercicios subordinados a cuatro temas o aspectos principales: conciencia
despierta del cuerpo (Plena atención), conciencia despierta de los sentimientos,
conciencia despierta del estado mental, conciencia despierta de las áreas
mentales concomitantes.
Me interesa
particularmente lo referido a la conciencia
despierta del cuerpo. Dice:
“Hay ejercicios corporales orientados a
prestar atención a la respiración, a las cuatro posturas básicas del
cuerpo (andar, estar de pie, sentarse y
acostarse) y a sus acciones (doblar los miembros, vestirse, comer, hablar,
estar callado, defecar y orinar), y a las pequeñas partes que componen el
cuerpo, a la percepción del cuerpo en distintos estados de decadencia
(pensando: tal y como veo eso, así me veré yo), y a la reflexión analítica
sobre el cuerpo en cuanto formado por los cuatro grandes elementos.
Todos estos
ejercicios tienen como fin desmantelar el apego al cuerpo en cuanto “yo” o
“mío”, siguiendo el método de calmar primeramente la mente, y después
desarrollar la introspección. Pero este método no es igualmente adecuado para
todas las personas. Por ejemplo, aquellas que se sientan afectadas por un alto
grado de lujuria o concupiscencia, deberán profundizar en los aspectos
repulsivos del conjunto corporal y reflexionar sobre la decadencia de su propio
cuerpo según los aspectos que pueden observarse en un cadáver. Por otro lado,
una persona distraída debería utilizar la mente despierta de la respiración
para controlar su mente; y una de naturaleza inteligente debería concentrarse
en el análisis de los elementos. Aquí es donde se necesita un maestro, a fin de
instruir al que medita en qué puntos debe concentrar su atención, dada la
dificultad que hay en juzgar por uno mismo”.
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