Varios pasajes
de los Diarios de Thomas Merton en
los que me detengo, siempre asombrado e iluminado por sus intuiciones. Algunos
son, además de lo espiritual, excelentes literariamente hablando. Ideas que me
resultan especialmente significativas: el amanecer como momento sagrado del
día, el valor de una vida sencilla y del silencio, recuperar nuestro rostro
original más allá de toda ilusión, visión positiva (humanista y humanizadora) del ser humano, apertura y diálogo,
crecimiento y maduración a lo largo de toda su vida (no se quedó en lo vivido en una etapa, sino que buscó y buscó hasta el
final).
ESCUCHAR A DIOS
EN TU SILENCIO INTERIOR Y DESCANSAR SIEMPRE EN ÉL: “El
silencio que encuentras en ti mismo cuando entras en ti y descansas en Dios es
siempre el mismo y siempre nuevo, aunque sea inmutable. Porque ese silencio es
verdadera vida y, aunque tu cuerpo se mueva, tu alma permanece en el mismo
sitio, descansando en su vida, que es Dios, ahora, en invierno, igual que hace
meses, en verano, sin ninguna aparente diferencia, como si nada hubiera cambiado
en absoluto y el paso de las estaciones no hubiera sido más que una ilusión”
(enero 1948).
LA ESCUCHA
COTIDIANA DE LA PALABRA DE DIOS ME PERMITE ESTAR UNIFICADO Y EN SINTONÍA CON SU
FLUIR EN MI TIEMPO: “Si estuviera más
atento a la Palabra de Dios, estaría mucho menos preocupado y desasosegado por
los sucesos de nuestro tiempo; no es que fuera a estar indiferente ni pasivo,
sino que podría ganar fuerza unificadora con las corrientes sagradas, que casi
siempre corren en oposición a las de la superficie” (mayo 1965).
SOY CONSCIENTE
DE MI POBREZA MORAL, PERO ESO NO ME OBSESIONA: “Me
sentía muy feliz de cantar el Evangelio, el magnífico triunfo de Cristo, del
que se hace eco y es expresión la ordenación al sacerdocio de algo como yo, que
Él sacó de la ruina moral del universo y trajo a Su casa. Él es quien mira al
cielo en mi alma llena de debilidad e infidelidad y grita: Padre, ha llegado la
hora, glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique a ti… Mi gozo es el
gran poder de Cristo. Y por eso, por encima de todo, estoy contento de mi
profunda pobreza moral, que está siempre ante mí estos días, pero que no me
obsesiona ni me perturba, porque está perdida en Su misericordia”
(mayo 1949).
TODO ESTÁ
SIEMPRE COMENZANDO DE NUEVO, EN MEDIO DE CONFRONTACIONES, DUDAS E
INSEGURIDADES: “Comienzo el año en que cumplo medio
siglo no teniendo totalmente claro lo que hago, porque todo está siempre
comenzando de nuevo. Si todo en mi vida permanece indefinido en alguna medida
(aunque esté superficialmente definido), lo acepto como algo bueno. También
como algo serio y quizá preocupante, siempre orientado hacia posibilidades,
aunque debo reconocer que muchas de las posibilidades son tan ilusorias o
imposibles que no merece la pena tenerlas en consideración. Y en ocasiones no
sé cuál tener en consideración y cuál no” (enero 1964).