martes, 30 de julio de 2013

VIDA CONTEMPLATIVA

"Una de las leyes más extrañas de la vida contemplativa es que en ella no nos sentamos y resolvemos nuestros problemas, sino que los soportamos hasta que se resuelven por sí solos de algún modo. O hasta que la vida se encarga de resolvérnoslos. Normalmente la solución consiste en descubrir que sólo existían en la medida en que se relacionaban por completo con nuestro ilusorio yo exterior. La solución de la mayoría de problemas de este tipo surge al disolverse este falso yo. Y por tanto otra ley de la vida contemplativa es que si la emprendemos con el propósito de alcanzar la contemplación o, peor aun, la felicidad, no alcanzaremos ni una ni otra, ya que no las obtendremos hasta que renunciemos a ellas. Lo cual significa de nuevo renunciar al yo ilusorio que busca ser feliz y encontrar la plenitud (sea lo que sea que esto signifique) en la contemplación. Ya que el yo contemplativo y espiritual, el yo latente, misterioso y oculto, que siempre está cubierto por la actividad de nuestro yo exterior, no busca encontrar plenitud, sino que le basta con  SER, y en ese estado alcanza la plenitud, porque está arraigado en Dios".

Thomas Merton
"La experiencia interior"
ONIRO, 2004.

lunes, 29 de julio de 2013

LOS FRUTOS DE LA CONTEMPLACIÓN.

" Al encoontrar a Dios, Merton encontró todo el resto de la realidad y, especialmente a sus hermanos, hombres y mujeres. Los descubrió no como una masa sin rostro, sino como personas individuales, cada uno diferente y único a los ojos de Dios, todos unidos por una red de relaciones que los entrelazan encontrando cada uno su identidad y singularidad en Dios, que es para todos la causa oculta del amor. Lo que la personalidad humana significaba para Merton, también ha de significarlo para nosotros: el descubrimiento de nuestra unidad con nuestros hermanos y hermanas en Dios. Cuando llegamos a caer en la cuenta de nuestra dependencia de Dios y de la dependencia de toda realidad, experimentamos un sentido de interdependencia con todo el pueblo de Dios y la responsabilidad que tenemos hacia ese pueblo. La verdadera contemplación inevitablemente produce una conciencia social. Necesito, pues, extenderme más allá de los problemas morales que me conciernen como individuo y comprometerme en los asuntos sociales que enfrentan los hombres y mujeres de mis días y mi época. No puedo tener conciencia de Dios, si, al mismo tiempo, no tengo conciencia de mis hermanos y hermanas. Ellos como yo, están en Dios...".

William H. Shannon.
"Silencio en Llamas".

domingo, 28 de julio de 2013

VISIÓN CONTEMPLATIVA

"Mientras la espiritualidad devocional insiste principalmente en términos de conducta, la espiritualidad contemplativa, sin descuidar la necesidad de ese cambio, recalca la necesidad del cambio de conciencia. No basta con portarse mejor; necesitamos llegar a ver la realidad de un modo diferente...
No basta con saber lo que significan contemplación y oración de conciencia; necesitamos saber también a dónde nos conducen. La respuesta es sencilla: nos conducen a todos nuestros hermanos y hermanas. La vida de Thomas Merton nos puede servir de ejemplo. En 1941 entró a la abadía de Getsemaní, con la irrevocable determinación de abandonar el mundo. Fue a buscar a Dios y solamente a Dios. Y, con el correr del tiempo, encontró que su búsqueda de Dios lo conducía inevitablemente hacia las personas... Por supuesto esta es la sencilla lógica de una visión contemplativa de la realidad. Pues, si yo soy uno con Dios, también lo son mis hermanos y mis hermanas. El contemplativo encuentra la causa del amor en toda la realidad. Esto es lo que Merton quiere decir, cuando afirma que la contemplación es un despertar a lo real dentro de todo lo real.
 Esta experiencia no dualística de Dios, experiencia de Dios como realmente distinto del mundo, pero no separado de él, es lo que más adelante conducirá a Merton a darse cuenta de que abandonar el mundo es en el mejor caso una parábola, y en el peor una ilusión. Al encontrar a Dios, Merton encontró todo el resto de la realidad, y especialmente a sus hermanos, hombres y mujeres".

William H. Shannon
"Silencio en llamas".

martes, 23 de julio de 2013

MERTON: UN VERDADERO PROFETA.

"En la medida en que Merton fue capaz de leer las noticias de su siglo con el ojo interior del amor, en la medida en que supo penetrar en el corazón de la complejidad social con sencillez y sin egoísmo, y en tanto se hizo portavoz, con lengua de fuego y corazón herido, de una invitación universal a la santidad (la radical cordura y la fuente de la cordialidad), sus palabras fueron las de un verdadero profeta del siglo XX. Y es que al decir de Merton, profetizar no es predecir, sino captar la realidad en su momento de suprema expectación y tensión hacia lo nuevo. Esta tensión se descubre, no en un entusiasmo hipnótico, sino a la luz de la existencia diaria".

Fernando Beltrán Llavador.

domingo, 21 de julio de 2013

BÚSQUEDAS E INQUIETUDES


 
En Merton hay, respecto a la vida espiritual, una insatisfacción permanente, una búsqueda constante, y un espíritu entre irónico y contestatario que singulariza su camino monástico y su proyecto de santidad. Lo que él quiere no es repetir simplemente un modelo temporal, sino vivir en fidelidad creativa el seguimiento del Modelo, que es Cristo.[1]  Merton tuvo que lidiar con esta, y otras situaciones: sus deseos de silencio y soledad en una comunidad monástica cada vez más poblada, activa[2]  y ruidosa; sus luchas entre la vocación monástica y su condición de  escritor famoso  en un monasterio trapense[3]; sus dificultades para asumir concepciones teológicas y costumbres prácticamente medievales, o el mal gusto de ciertos ornamentos e  imágenes, siendo él una persona de cultura amplia y gusto artístico[4]. Creo que en esos primeros años, y luego de que pasara el momento primero de idealización,   tuvo Merton que reordenar su vida interior, y encontrarse de nuevo a sí  mismo, su verdadero yo, su verdadera identidad, reordenando sus prioridades y mirando más allá de lo inmediato, a un horizonte trascendente e inmanente al mismo tiempo.. Al comentar acerca de dos escritores rusos apunta:
Me pregunto si, después de todo, nuestra cautela teológica no es señal de una frialdad de corazón, de una terrible esterilidad nacida del temor o la desesperación. Estos dos hombres se atrevieron a equivocarse y corrieron el peligro de ser condenados por todas las Iglesias para poder decir, entre sus afirmaciones erróneas, algo grande y digno de Dios”.[5]  Resalta la vocación creadora del hombre, la necesidad de ser creativos, y afirma: “por nada del mundo puedo darme el lujo de estar pasivo en este lugar[6]”. Esto lo dice un contemplativo, que ama el silencio y la soledad, que se queja de la hiperactividad del monasterio; pero aquí habla de otra actividad, la del Espíritu: “Hay cosas que cada uno ha de elaborar, siempre de nuevo, por si mismo”.[7] Es importante buscar y discernir la voluntad de Dios, y cooperar con ella; esta voluntad no es un hado irremediable a lo que tenemos que someternos, sino “un acto creativo en nuestra vida que da lugar a algo absolutamente nuevo”.[8] De ahí que considerándose un hombre de Iglesia, diga a su vez que esto supone ser plenamente él mismo, y no mero número. Se trata de ser “plenamente responsable y libre ante Dios”.[9]
En septiembre de 1959 anda en busca de “una nueva dirección”, de “nuevos horizontes”, en cualquier dirección en la que apunte la voluntad de Dios, que es para él como un despliegue de posibilidades nuevas; le toca a él “empujar hacia adelante, crecer interiormente, orar, romper las ataduras y desafiar los temores, crecer en la fe, que tiene su propia soledad, buscar una perspectiva totalmente nueva y una nueva dimensión en mi vida”.[10] Este es el talante que estará presente hasta el final de la vida de Merton.


[1] “La vida de un cristiano sólo tiene sentido y valor en la medida en que se configura con la vida de Jesús”. SJ, 189.
[2] Hay una concepción de la “santidad” vinculada con el “hacer”; en SJ, 84, narra la situación de un monje mayor, enfermo, que se resiste a quedarse en la cama: “Es imposible mantenerle alejado de la comunidad. Quiere participar en todos los ejercicios regulares hasta que se le doblen las piernas.  Para los trapenses, la santidad ha consistido precisamente en eso durante generaciones y generaciones”. También: “Los trapenses creen que todo lo que les cuesta un esfuerzo es voluntad de Dios. Todo lo que les hace sufrir, voluntad de Dios. Si sudan, voluntad de Dios. Pero albergamos serias dudas acerca de las cosas que no exigen inversión alguna de energía física….y como convertimos en fetiches las dificultades, a veces trabajamos en las circunstancias más absurdas que se puedan imaginar, sacrificándonos no por Dios, sino por nosotros mismos”. SJ, 62
[3]Un autor en un monasterio trapense es como un pato en un gallinero. Y daría cualquier cosa por no ser pato”. SJ, 113.
[4]Un libro malo consagrado al amor de Dios sigue siendo un libro malo por mucho que se consagre al amor de Dios”. SJ, 82. Hablando de un monje con ideas afines, apunta: “No cree que se de gloria a Dios con las empalagosas melosidades a las que la gente califica de arte religioso”. SJ, 102.
[5] DI, 167.
[6] DI, 180
[7] DI, 169
[8] DI, 182
[9] DI, 185
[10] DI, 202

sábado, 20 de julio de 2013

EL IDEAL CARMELITA PRIMITIVO

"Los carmelitas eran originalmente ermitanos y, por supuesto, su vida era la tradicional vida eremítica conocida en Oriente desde los primeros siglos de la Iglesia. Vivían como los Padres del desierto habían vivido ocho siglos antes. Comenzaron como un vástago del antiguo monaquismo, informal y carismático, en Siria y Palestina, pero no eran monjes en el sentido occidental, y nunca lo fueron. Originariamente no eran cenobitas. No tenían ningún oficio litúrgico en común. No vivían en monasterios ni conventos. Eran en realidad simples laicos que vivían como solitarios unidos por una relación vaga, en cuevas y cabanas en la ladera del monte Carmelo. Su forma de vida no estaba todavía institucionalizada, y aunque al principio solicitaron una regla al patriarca de Jerusalén, esa regla era, como veremos, deliberadamente sencilla y carente de complicaciones".

"El apostolado de la predicación era una parte integral de la tradición más pura y primitiva de la Orden... pero debía ser un apostolado de solitarios y contemplativos, no de frailes que viven en una ciudad concurrida. Cuál es la explicación de esto? Probablemente deba buscarse en la adopción simbólica por los carmelitas del profeta Elías como su "fundador"... Es cierto que Elías, en un sentido amplio, era el fundador de esa forma de vida ya que, en realidad, había sido inspirador de innumerables generaciones que habían vivido allí en los lugares santificados por su memoria y marcados por su huella indeleble".

 "Los primeros carmelitas fueron,  pues, no sólo ermitanos descendientes de los primeros Padres del desierto, sino que fueron también muy conscientes de un cierto carácter profético en su vocación".

Thomas Merton
"El ideal carmelita primitivo", en HUMANISMO CRISTIANO.
KAIRÓS, 2001.

viernes, 19 de julio de 2013

THOMAS MERTON: ASPECTOS BIOGRÁFICOS.

"Thomas Merton, dotado por la naturaleza y la herencia de una fina sensibilidad espiritual, artística y literaria, ingresa en una orden que, por aquel entonces, vive en el provincianismo restringido de una vida observante de las tradiciones "trapenses" allá por el
año 1941, y en medio de unos acontecimientos mundiales que harán cambiar el curso de la historia moderna.
 En 1946 publica La montana de los siete círculos, la obra que le daría a conocer universalmente y que abre a la sociedad americana las puertas de una abadía trapense y a los monjes y monjas no americanos les hace ver un modo de narrar el itinerario monástico y espiritual de una vocación cisterciense, y la vida íntima de un monasterio, desde unas perspectivas totalmente nuevas en la narrativa espiritual y monástica al uso. Merton habla en este libro  como él es, y manifiesta abiertamente su modo de ver las cosas. Quienes no sean monjes y no conozcan cómo se vivía en aquellos años en una trapa (daba lo mismo que esta estuviera en Francia, Estados Unidos o España, la vida era idéntica) encontrarán dificultades para comprender el alcance de esta obra y su repercusión en los ambientes monásticos.
 Merton aparece ya con un profundo sentido crítico de la realidad que le rodea. Pero nuestro autor, debido a sus capacidades intelectuales y al dominio del latín y del francés, puede leer, de los años 41 a la publicación de su obra emblemática,  algo que los monjes trapenses leían poco, especialmente en los EE. UU.: los textos fundamentales de la tradición cisterciense. De ahí es de donde parte y se fundamenta la personalidad monástica de Merton; y de la asimilación del carisma cisterciense es de donde se nutrirá su enseñanza posterior a los novicios y jóvenes profesos de la abadía de Gethsemaní. De las profundas horas de lectura de los autores cisterciences medievales brotarán sus libros sobre la contemplación y sobre la espiritualidad y virtudes de la vida cisterciense".

(Prólogo de Francisco R. de Pascual, al libro de
Francisco Beltrán Llavador
"La contemplación en la acción")
San Pablo, 1996.

martes, 16 de julio de 2013

CUANDO DIOS OBRA...

"Dice Taulero en uno de sus sermones que, cuando Dios busca nuestra alma, actúa como la mujer de la parábola del Evangelio, que perdió una dracma y revolvió toda la casa hasta que la encontró. Este "revolver"nuestra vida interna es esencial para la madurez espiritual, porque de otro modo nos limitaríamos a descansar cómodamente en ideas más o menos ilusorias de lo que es en realidad la perfección espiritual. En la doctrina de San Juan de la Cruz, esto se describe como la "noche oscura"de la purificación pasiva, que nos vacía de nuestros conceptos demasiado humanos de Dios y de las cosas divinas y nos conduce al desierto, donde somos alimentados no sólo de pan, sino de los medios que sólo pueden venir directamente de Él".

Thomas Merton
"Vida y santidad", 63.
Sal Terrae, 2006.

lunes, 15 de julio de 2013

SANTIDAD CRISTIANA



“Quienes se reúnen para adorar a Dios en nombre de Jesús, nunca están solos. Hay una "co­munión de los santos" más amplia, que une a los creyentes a través de las fron­teras del tiempo y el espacio; incluso a través de esa frontera que divide a este mundo del próximo”.
“Para muchos cristianos, los santos son apenas figuras legendarias -"cristianos perfectos"- que ejercen poca influencia en sus propias luchas y preocupaciones cotidianas. El he­cho de que muchos de estos santos estén con vestiduras religiosas no ayuda de­masiado. ¿Qué relación tiene esta gente "especial" con los desafíos de la vida or­dinaria en "el mundo"?"
“Si bien hay un molde reconocible en las vidas de los santos, cada uno de ellos fue, a su manera, un "original". Llegaron a la santidad por medio del material con el que contaban; material que, en algunos casos, parecía de calidad dudosa. Muchos de ellos lu­charon duramente para inventar un nuevo estilo de testimonio cristiano en res­puesta a las necesidades de su tiempo, necesidades que eran, frecuentemente, só­lo visibles para ellos”.
“Los santos son quienes, de alguna ma­nera parcial, personifican -literalmente encarnan- el desafío de la fe en su tiempo y lugar. Al hacerlo así, abren el camino para que otros los sigan”.

(Tomado de: TODOS LOS SANTOS, Robert Ellsberg).