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jueves, 10 de diciembre de 2015

UN PUNTITO DE NADA...


“En el centro de nuestro ser hay un punto de nada que no ha sido tocado por el pecado ni por la falacia, un punto de pura verdad, un punto o chispa que pertenece por entero a Dios, que nunca está a nuestra disposición, desde el cual Dios dispone de nuestras vidas, y que es inaccesible a las fantasías de nuestra mente y a las brutalidades de nuestra voluntad. Ese puntito de nada y de absoluta pobreza es la pura gloria de Dios en nosotros. Es como un diamante puro, fulgurando con la invisible luz del cielo. Está en todos, y si pudiéramos verlo, veríamos esos miles de millones de puntos de luz reuniéndose en el aspecto y fulgor del sol que desvanecería por completo toda la tiniebla y toda la crueldad de la vida…”  


THOMAS MERTON. Le point vierge (El punto virgen).

martes, 8 de diciembre de 2015

MERTON: EL VIAJE FINAL

En el 47 aniversario de la muerte de Thomas Merton (10 de diciembre de 1968) traemos fragmentos de una conferencia de uno de los mejores especialistas en el monje trapense y escritor. 
...
"El último viaje de su vida fue a Asia.Un viaje largamente preparado, en el que puso una gran esperanza, al que partió con
deseo de aprender y buscar más profundamente la verdad. Debía participar en un encuentro de monjes asiáticos. Todo su itinerario físico y espiritual queda reflejado en su espléndido libro Diario de Asia.

La peregrinación de Thomas Merton a Asia fue un esfuerzo por su parte para profundizar en su compromiso religioso y monástico. Esto resulta evidente considerando las notas preparadas para el encuentro interconfesional celebrado en Calcuta a mediados de noviembre: 


'Yo hablo como un monje occidental que se encuentra muy preocupado ante su propia vocación monástica y ocupaciones. He dejado mi monasterio para venir aquí no como un investigador o incluso como un autor de libros (lo cual también es cierto). He venido como un peregrino que está ansioso por obtener no sólo información, no sólo hechos sobre otras tradiciones monásticas, sino para beber de las antiguas fuentes de la visión y experiencia monásticas. Busco no sólo aprender más (cuantitativamente) sobre religión y vida monástica, sino también transformarme a mí mismo en un monje mejor (cualitativamente) y más iluminado.'

En Bangkok pronunció la conferencia que tenía asignada. Tras acabarla y retirarse a descansar dijo a los oyentes sus últimas palabras: 'Ésto es todo, ahora desapareceré'.  Horas más tarde lo encontraron muerto en la habitación, víctima de un cortocircuito en un ventilador. Como escribió en el párrafo conclusivo de una carta circular a sus amigos: 


'Nuestro auténtico camino en la vida es interior;  es una cuestión de crecimiento, de profundización y de una entrega cada vez mayor  a la acción creadora del amor y de la gracia en nuestros corazones. Nunca fue tan necesario como ahora, responder a esa acción'. (Carta circular a los amigos, septiembre de 1968). "

FRANCISCO RAFAEL DE PASCUAL. Semillas de Esperanza: el mensaje contemplativo de Thomas Merton. Congreso Internacional en Ávila, octubre 2006. 

viernes, 4 de diciembre de 2015

ADVIENTO EN LOS DIARIOS DE MERTON, 2

1963. No tener (y tener) el pasado.

"Estrellas brillantes. Sigo sin ir todavía al oficio nocturno. Todavía necesito un cierto esfuerzo muscular para superar las torceduras de mi cuello y espalda al despertarme. La operación se repite cada noche antes de ir a dormir, razón por la cual mi horario apenas se compagina con el de la comunidad. Pero a mí me gusta esta estación, necesito los himnos. Ayer gocé de nuevo de los salmos responsoriales en medio de la niebla sembrada de copos de nieve. Sin embargo, la misma liturgia antigua retrocede hacia un 'pasado'que en sí mismo se ve rechazado, como si no nos estuviese permitido ya aferrarnos a él, como si dicho pasado corriese el peligro de no estar ya ahí mañana. Es mi propio pasado y el pasado de mi civilización, y tengo que prescindir de ambos, teniéndolos como si no los tuviese. "

1ro de diciembre de 1963. Primer domingo de Adviento. 

THOMAS MERTON. Diarios (1960-1968). La vida íntima de un gran maestro espiritual. Ed. Oniro 2001.

MERTON CRITICADO 2

Esta es la segunda parte del artículo "Centenario de un gran escritor, pero monje poco ejemplar. El Enigma de Thomas Merton", cuyo inicio colgamos en una entrada anterior.


 "La larga y terrible depresión que sufrió inmediatamente después de su ordenación sacerdotal le marcó para siempre, de modo que él escribió que su vida monástica se divide en dos partes: antes de su ordenación sacerdotal en 1949 y después de su ordenación. Las causas del decaimiento fueron la fatiga física y espiritual, la escasez de tiempo para la contemplación, la falta de privacidad en su vida trapense de cada día y la rudeza de la comunidad que contrastaba con su espíritu refinado universitario y de la que él intentaba evadirse a través de la máquina de escribir.

 A pesar de que después de la ordenación le pusieron a dar clases a los novicios y eso le mantuvo entretenido durante unos años, en 1955, “año de la gran crisis”, Merton llegó a la conclusión que Gethsemani no era para él ni él para Gethsemani: Primero pensó en hacerse Cartujo y después pidió permiso a la Santa Sede para pasarse a la Camáldula pero el abad de entonces, que ya no era el que le animó a saltar a la fama, se las ingenió para que no se le concediese el permiso, y con dicho propósito escribió para que intercediese en el tema al futuro Pablo VI, entonces Arzobispo de Milán y como es sabido de mucha influencia en la Secretaría de Estado del Vaticano en la que había trabajado muchos años. En su carta a Montini describía a Merton como un soñador, un romántico y un poeta amante de aventuras, y afirmaba que no perseveraría en la Camáldula y “se convertiría en un vagabundo, un gitano”. En conclusión: No se le concedió el permiso a Merton.

Curiosamente, el mismo Abad que había escrito cosas tan poco agradables sobre este monje rebelde le nombró poco después maestro de novicios de Gethsemani, pues al anterior maestro le habían elegido abad de otro monasterio, quizás con la idea de tenerle entretenido y que no pensase en huidas. Y acertó el buen abad, pues fueron sus años de maestro de novicios un periodo de gran bonanza en la vida de nuestro monje, en los que además escribió algunos de sus mejores tratados sobre la vida monástica. Pero esta bonanza llegaría a su fin: a comienzos de los años 60 sus lectores, desconcertados, asistieron a un cambio radical de estilo: El monje recoleto que disertaba con tanta convicción sobre la oración y la contemplación había sido sustituido por un vociferante activista que dedicaba todas sus fuerzas a la crítica social, la defensa de la paz y la lucha contra la energía nuclear, y su interés por la vida monástica se dirigía ahora al monacato de otra religiones y se sentía fascinado por los lamas tibetanos.

 ¿Qué había pasado en estos años? A finales de los años 50 sus diarios nos explican cómo cada vez más el se iba alejando de su comunidad. En 1959 intentó trasladarse a Cuernavaca, pero no le salió bien, en 1960 se consideraba un “prisionero político de Gethsemani” por discrepar de las ideas de su Abad, al que no podía aguantar. Pidió que se le permitiese vivir en una ermita en los bosques de la abadía y no con el resto de la comunidad y se le concedió para que no volviese a la carga con las ideas de dejar la comunidad, lo cual sería una gran afrenta para su abadía, por lo famoso del personaje. A partir de su traslado a la ermita,  si bien participaba de muchos rezos de la comunidad, él cuenta que también pasaba mucho rato paseando descalzo por los bosques escuchando el canto de los pájaros y uniéndose a la “danza del universo”. En su ermita recibía en principio visitas de amigos e intelectuales con frecuencia con los que debatía sobre los problemas del mundo de su época, y con el paso del tiempo acabó por organizar picnics con amigos y amigas y pasar a veces buena parte del día fotografiando flores y plantas y otras curiosidades de la naturaleza que después se publicaron en libros.

 En 1966 tuvo que someterse a una operación y le tocó en suerte una enfermera, Magie, (sic) con la que se entendió muy bien, tan bien que tras unos titubeos iniciales empezó entre ellos una historia de amor, de la que él tuvo la iniciativa con una carta de proposición, y que duró dos años.  A pesar que les pillaron in fraganti en el despacho de un doctor en uno de sus primeros escarceos y eso le produjo al monje un sentimiento  de culpa con fuerte deseo de abandonar la relación, sin embargo no lo hizo. A tal punto llegó la pasión amorosa con encuentros todo lo frecuentes que podían, que sobre ella llegó a decir Merton: “Era como si estuviésemos casados”. Todo terminó, aparentemente, cuatro meses antes de morir, cuando el monje quemó las cartas de Magie,(sic) sin que sepamos bien porqué. El caso es que en esos meses su vida había cambiado y su clausura llegaba a su fin.

 En efecto, por aquel entonces fue elegido abad de Gethsemani un buen amigo de Merton que llegaba al cargo con ideas renovadoras para la comunidad, entre ellas la de darle carta blanca a nuestro monje para aceptar las invitaciones a congresos y simposios que le pareciera, cosa que hasta entonces le había sido negado en aras de la observancia monástica. Incluso le invitó a que buscase un lugar apropiado para fundar una pequeña colonia de ermitaños, lo que llevó a Merton a visitar California, Nuevo Mexico y Alaska. Pero el viaje que realmente le interesaba era el que le llevaría a recorrer varios países de extremo Oriente, y la ocasión fue la de dar una conferencia en Bangkok de tema monástico, para lo cual eligió un tema tan poco tradicional como el del comunismo y la tradición monástica.

 En realidad, como él escribió en su Diario, lo que de verdad le interesaba era visitar los santuarios del budismo y, sobre todo, entrevistarse con budistas. Cuando despegó su avión de San Francisco camino de Asia escribió: “Voy al hogar, al hogar donde nunca he estado corporalmente”. Las etapas de su periplo fueron Bangkok, Calcuta, Nueva Delhi, los Himalayas -donde cumplió su sueño de entrevistarse con el Dalai Lama- Madrás, Ceylán, Singapur y de nuevo Bangkok. En Ceylán, después de la visita a los grandes Budas yacentes escribió: “Mientras contemplaba estas figuras, de pronto, casi con violencia fui limpiamente liberado de la habitual semi-limitada visión de las cosas y una claridad, una irradiación se hizo evidente y obvia… No sé si en toda mi vida había experimentado semejante sensación de belleza y autenticidad espiritual fluyendo juntas en una misma iluminación estética”

 "El 10 de diciembre de 1968 dio su conferencia en Bangkok, de vuelta del periplo y se retiró a descansar. Algunas horas más tarde le encontraron tendido en el suelo con una quemadura en el costado derecho, estaba muerto. No se sabe bien lo que le pasó, si murió electrocutado por tocar mojado el ventilador, si fue una crisis cardíaca o incluso, como alguno ha pensado, si tuvo que ver la CIA en hacer desaparecer a este popular personaje que cada vez se inclinaba más hacia el comunismo, lo cual le hacía muy incómodo para el gobierno americano de la época, en plena guerra fría. Sea como sea, el buen monje murió en extrañas circunstancias en un hotel de Bangkok con el cuerpo -y el alma- muy lejos de su clausura de Kentucky.

Como epílogo a esta historia no viene de más recordar lo que el mismo Thomas Merton cuenta en “La montaña de los siete círculos”: “Mi madre quería que yo fuese independiente y que no corriera con el rebaño. Tenía que ser original, individual, poseer carácter e ideales propios”. Pues bien, hay que reconocer que, se esté a favor o en contra del famoso monje escritor, no se puede negar que sin duda llevó a cabo con maestría, incluso dentro del estrecho cerco de la clausura trapense, dicha recomendación de su madre."

Temas de Historia de la Iglesia. Blog de Alberto Royo Mejía.
http://infocatolica.com/blog/historiaiglesia.php



sábado, 28 de noviembre de 2015

ADVIENTO EN LOS DIARIOS DE MERTON

1960. ERMITA, SILENCIO, SOLEDAD.


"Ayer terminaron los obreros su obra en la Ermita de Santa María. Solo les queda retirar algunos tablones y los andamios. El edificio que se empezó a construír en la fiesta de Santa Teresa, ha quedado rematado coincidiendo con la fiesta de San Andrés, en la primera semana de Adviento. Esperemos que el Abad General no lo cierre o lo mande tirar en enero."

1 de diciembre de 1960.

"Perspectivas totalmente nuevas en el tema de la soledad. Tarde en Santa María del Carmelo. Es verdad que los lugares y las situaciones no deberían ser tan importantes. Este es muy diferente. Silencio real. Soledad real. Paz. Me estoy aclimatando al entorno. Delante de nosotros, el valle. Al oeste, los pinos altos y ralos; al noreste, el bosque más denso de pinos abundantes y muy juntos; al este, extensión de pastos y la línea de robles pelados; entre el este y el sur, varios bosquecillos de pinos y de chopos; al suroeste, cielo abierto, a través de troncos desnudos de fresnos, olmos y robles; en esta misma dirección se encuentra el monasterio que queda oculto tras una colina. Sobre nuestras cabezas, una gran danza del cielo. En el hogar chisporrotea el fuego. La habitación huele ligeramente a humo de pino. Silencio.
Después de haber estado acariciando durante diez años la idea de construír una ermita, y de haber señalado diez lugares para su posible instalación, ahora, una vez construída en el mejor lugar, me cuesta creerlo.
Sin embargo, es real, - si es que a algo se le puede decir real- . En ella todo se hace irreal. Ünicamente silencio, cielo, árboles.

No tener miedo a los sentimientos de culpabilidad, no tratar de justificarme a mí mismo, no extrañarme de lo que esta persona o esta otra pueda pensar. Ni tampoco de lo que yo mismo pueda pensar. Lo importante no son los pensamientos sino las horas de silencio y la preciosa dimensión de la existencia, que de otro modo pasa totalmente inadvertida, ciertamente inadvertida cuando uno piensa o habla mentalmente, incluso cuando escribe. Sencillamente, es algo que debe verse y no se ve hasta que uno no se sienta en silencio, solo, en la propia obviedad total de dicha dimensión."

10 de diciembre de 1960. 

THOMAS MERTON. DIARIOS (1960-1968). La vida íntima de un gran maestro espiritual. Ed. Oniro,2001

jueves, 26 de noviembre de 2015

ECO Y RESPUESTA


"La contemplación es la respuesta a una llamada: una llamada de Aquel que no tiene voz y sin embargo habla en todo lo que existe y, por encima de todo, habla en las profundidades de nuestro propio ser, ya que nosotros somos Sus palabras. Pero somos palabras llamadas a responderle a Él, a contestarle a Él, a ser Su eco e incluso, de alguna manera, a contenerlo y significarlo.
 La contemplación es este eco. Es una profunda resonancia en el centro más íntimo de nuestro espíritu, donde nuestra vida pierde su voz autónoma y resuena con la majestad y la misericordia de Dios vivo y escondido. Él se responde a sí mismo en nosotros y esta respuesta es la vida divina, la creatividad divina que resuena en todas las cosas.  Nosotros nos convertimos en el eco y la respuesta de Dios. Es como si Dios, al crearnos, nos hubiera hecho una pregunta y, al despertarnos a la contemplación, respondiéramos a esa pregunta, de modo que el contemplativo es al mismo tiempo pregunta y respuesta. 
Y todo se resume en una conciencia -no una proposición, sino una experiencia-, a saber: Yo Soy."

THOMAS MERTON

miércoles, 25 de noviembre de 2015

A LOS AMIGOS Y AMIGAS DEL BLOG...

Hace tiempo quiero dejar esta nota en el blog, pero las posibilidades de conexión a Internet en este momento son mínimas. Es la misma razón por la que pedí hace meses a otra persona  que  se ocupara de mantenerlo en activo, pues ya ni siquiera puedo dedicar tiempo a escribir algunas entradas como hice al principio de mi regreso a Cuba. Digo esto porque algunas personas me siguen escribiendo, y no tengo posibilidad de estar al tanto de sus mensajes, pues los leo cuando consigo conexión, que es cada varias semanas. Tampoco estoy al tanto de lo publicado en los últimos tiempos y a propósito del Centenario. Ojalá se mantengan fieles a este espacio dedicado a Merton, y ojalá también se sigan promoviendo sus ideas, acá, como en otros espacios de la Red. Agradezco a la buena amiga que ha mantenido y mantiene en activo este espacio. Un abrazo a todos.

lunes, 16 de noviembre de 2015

MERTON CRITICADO 1


No es muy raro encontrar en algunos medios, artículos o comentarios que critican a Merton, incluso que lo descalifican como monje o que cuestionan su condición de cristiano. Como este blog pretende reflejar diferentes puntos de vista  sobre su vida y su obra, reproducimos aquí un artículo que leímos recientemente en internet.

" Centenario de un gran escritor pero monje poco ejemplar.
EL ENIGMA DE THOMAS MERTON

En la Biografía que escribió de su buen amigo desde la juventud
 -Thomas Merton- el escritor y artista Edward Rice cuenta que a una dama oriental que le preguntó que estaba haciendo, le contestó que “estaba escribiendo un libro sobre un inglés que se hizo comunista, luego católico, más tarde monje trapense y finalmente budista; en ese momento, habiendo alcanzado su vida la plenitud, murió”. Tal descripción del popular monje fallecido hacía poco sentó muy mal en círculos católicos norteamericanos y peor todavía en su abadía de Gethsemani, de la que salieron en defensa de la identidad católica de Merton, cuyo cuerpo yacía como el de un monje más en el cementerio monástico.

 Esta anécdota nos sirve como punto de partida para recordar a ese gran enigma que fue Thomas Merton. Sobre él comenta el experto historiador del monacato benedictino, García M. Colombás en su libro “La tradición benedictina”, que nos sirve de base para estas líneas: “Es un mundo, un universo. Lleno de luces y sombras, de afirmaciones rotundas y de dudas lacerantes. ¿Quién fue realmente Thomas Merton? Ni él mismo logró dilucidarlo” De él se ha dicho también que fue “el monje más famoso del mundo” (Linage Conde) e incluso “una suerte de San Bernardo del siglo XX” (Dom Jean Leclerq). Pero, ¿realmente fue tal?

 Sigue diciendo el P. García Colombás que “tanta es la devoción que los ‘mertonianos’ profesan a su maestro y caudillo que no dudan en darle la razón en todo y aún en canonizar sus yerros como gracias especialísimas de Dios. Lo que no está en modo alguno de acuerdo ni con la verdad ni con lo que él deseaba”. Su fama la conocemos todos como escritor best-seller traducido a casi todos los idiomas de la tierra, pero, quizás muchos  no conozcan sus yerros, que difícilmente encontramos divulgados en los muchos libros que hablan del famoso monje.

Nacido en Prades, Francia, el 31 de enero de 1915 -se acaba de celebrar el centenario- de padre neozelandés y madre norteamericana, perdió a su madre a los 6 años y a su padre a los 18, lo cual le influyo toda su vida, como él mismo escribirá años después. Creció en Inglaterra y tras una azarosa y apasionada vida de estudiante universitario de letras en Cambridge y después en Columbia, en Nueva York -en la cual tuvo un hijo con una amiga y a través de abogados se aseguró de no tener que volver a ver nunca más ni a la madre ni al hijo- ya al final de los estudios a través de amigos conoció a un monje hindú el cual le cambió su vida: Le recomendó con gran sentido común que si quería profundizar en la espiritualidad se leyese primero a los místicos occidentales. Esto le llevó a leer las Confesiones de S. Agustín y la Imitación de Cristo. Eran los primeros pasos que le llevaron a la conversión y a recibir el bautismo en noviembre de 1938.

 A partir de su conversión empezó a rondar en su cabeza la idea de la vida religiosa y lo intentó primero con los Franciscanos de Nueva York, pero estos, escandalizados por su pasado, no se atrevieron a aceptarlo. Mientras tanto había conocido a los Trapenses de Gethsemani (Kentucky) y había quedado fascinado por su vida, pues eran tiempos de bonanza para la abadía y no faltaban las vocaciones, la comunidad florecía. Sus deslices de tiempos de universitario no fueron un obstáculo para que los Trapenses le admitiesen, pues en efecto en aquellos tiempos la vida de la Trapa se veía fundamentalmente como un camino de dura vida penitencial. Pero supuso también romper con su vida anterior, regalar sus ropas y sus libros, olvidarse de sus aspiraciones literarias que le habían hecho soñar con un gran porvenir en el mundo de las letras, con las cuales había hecho ya sus primeros pinitos, y sumergirse en las tierras perdidas de Kentucky, cosa que hizo en febrero de 1942. Al comenzar su vida monástica le dieron un nuevo nombre, Louis.  y el vivió estos inicios con entusiasmo y con el alma en paz. El escribir se había acabado para siempre, y así se lo planteó desde el comienzo de su postulantado. Pero eran solamente los comienzos…

 Pues resultó que dom Frederic Dunne, el abad que lo acogió, estaba protegiendo a uno de los monjes de la comunidad, el P. Raymond Flanagan, cuyos libros ya habían reportado conversiones, vocaciones e incluso donaciones. Y, pese a que los trapenses en general miraran de reojo a los monjes que escribían y publicaban, dom Frederic quiso que Merton siguiera escribiendo traducciones del francés y obritas piadosas para la edificación de los buenos católicos americanos. Incluso quiso que siguiera componiendo poemas, pero con la condición que no apareciera en sus libros su nombre monástico, que como hemos visto  era Louis, sino el nombre civil: Thomas Merton.

 Pero sin quererlo dom Frederic fue la causa de una serie de escrúpulos, dudas y propósitos nunca cumplidos que amargaron la vida de Merton. La lucha intestina entre el escritor y el monje empezó casi enseguida y no cejó nunca del todo durante muchos años. Hablando de su “yo” escritor escribiría él mismo años más tarde: “Es un hombre de negocios. Está lleno de ideas. Respira conceptos y proyectos nuevos. Engendra libros en el silencio que debiera ser dulce con la oscuridad infinitamente fecunda de la contemplación. Y, lo peor del caso, tiene a mis superiores de su parte. No le expulsan. No puedo librarme de él. Acaso al final me matará, beberá mi sangre. Nadie parece comprender que uno de los dos debe morir”

 Pero no fue el Merton escritor el que murió sino todo lo contrario. Poco después desde fuera del monasterio, a través de sus amigos, le llegó la oportunidad de contar su vida. No le fue fácil salirse con la suya. Su Abad le protegía pero la cúpula de la Orden se mostraba desfavorable, pues nada más inaudito en aquella época que un monje de 31 años pretendiendo revelar la película de su vida ante el público con el pretexto de contar su conversión. La obra, que se iba a titular “La montaña de los siete círculos” en referencia a la Divina Comedia de Dante, tuvo muchos problemas con la censura de la Orden: demasiado sexo, demasiado alcohol, demasiadas confidencias sobre aspectos internos de la Orden… a fuerza de suprimir páginas y páginas, de modificar, pulir  edulcorar el texto, se logró el permiso de los superiores.

 Por fin se publicó la obra, auténtico best-seller de su tiempo en los Estados Unidos y en muchos otros países, y esto cambió la obra de su autor. Al principio reaccionó con la humildad propia de un buen monje, pero luego tuvo que atender al correo, cada vez más abundante, y continuar escribiendo y publicando. Su lucha interior se debatirá en los años siguientes entre periodos de gran fecundidad y otros en los que voluntariamente dejará de escribir, pero que van siendo menos frecuentes, se quería alejar de la máquina de escribir pero no podía. Jim Forrest dirá que fue un gran escritor “no por alguna razón especial, sino porque no podía dejar de escribir”. Llegó un momento en 1949 en que se convenció de la necesidad de combinar ambos aspectos de su vida, el ser monje y escritor: “Me parece que escribir, lejos de oponerse a la perfección espiritual… se ha convertido en una de las condiciones de las que mi perfección va a depender”. A partir de entonces se esforzó lealmente por corresponder a su doble vocación de monje y escritor, y por algunos años -sobre todo los primeros- lo hizo de modo ejemplar, pero en otras épocas, sobre todo los últimos años, las exigencias y los instintos mundanos de Thomas prevalecieron sobre las piadosas intenciones del P. Louis."

..Continúa.

Publicado en TEMAS DE HISTORIA DE LA IGLESIA. BLOG DE ALBERTO ROYO MEJIA
http://infocatolica.com/blog/historiaiglesia.php/1502260940-centenario-de-un-gran-escritor



martes, 10 de noviembre de 2015

POEMAS DE AMOR Y DE DISIDENCIA


La editorial Trotta ha publicado recientemente "Oh, corazón ardiente", una antología bilingüe que recoge poemas de Thomas Merton. 'Poemas de amor y de disidencia', señala el subtítulo del volumen editado y traducido por Sonia Petisco. Así presenta su contenido:

"No es posible comprender la figura y la obra de Thomas Merton sin el conocimiento de su poesía. Merton necesitaba poner voz a lo que no cabe en palabras, y para ese caudal no le bastaba el cauce de la prosa.

La relevancia de su poesía radica en que establece un diálogo continuo con el mundo, haciéndose así heredera no solo de la tradición bíblica veterotestamentaria, sino también de una amplia corriente de denuncia. Los poemas de amor y de disidencia de Merton se manifiestan como creación pero también como acción política, como una voz intempestiva y liberadora en sus hipótesis y evocaciones, metáforas y correspondencias. 

Esta antología bilingüe recoge una amplia selección de los poemas escritos por Merton entre 1940 y 1966, reflejos de la búsqueda de amor redentor que se cuentan, al mismo tiempo, entre los más poderosos instrumentos de subversión."






martes, 3 de noviembre de 2015

SENCILLEZ, NATURALIDAD

"Algunos, al parecer, piensan que un santo no puede en modo alguno sentir un interés natural por ninguna de las cosas creadas. Se imaginan que toda forma de espontaneidad o disfrute es el gozo pecaminoso de una "naturaleza caída". Que ser "sobrenatural" significa ahogar toda espontaneidad con tópicos y referencias arbitrarias a Dios. El propósito de tales tópicos es, por decirlo así, mantener todo a distancia, impedir las reacciones espontáneas, exorcizar los sentimientos de culpa o, quizá, ¡cultivar tales sentimientos!  A veces nos preguntamos si esta moralidad no es, después de todo, amor a la culpa. Algunos suponen que la vida de un santo solo puede ser un perpetuo duelo con la culpa y que un santo no puede ni siquiera beber un vaso de agua fresca sin hacer un acto de contrición por apagar su sed, como si esto fuera un pecado mortal. Como si los santos ofendieran a Dios cada vez que estiman la belleza, la bondad, las cosas agradables. Como si los santos no pudieran sentir más agrado que el que les procuran sus oraciones y sus actos de piedad interiores.

Un santo es capaz de amar las cosas creadas y gozar usándolas y tratando con ellas de una manera perfectamente sencilla y natural, sin hacer referencias formales a Dios, sin atraer la atención sobre su piedad y actuando sin ninguna forma de rigidez artificial. Su amabilidad y su dulzura no les son impuestas por la presión abrumadora de una camisa de fuerza espiritual, sino que proceden de su docilidad directa a la luz de la verdad y a la voluntad de Dios. Por eso el santo es capaz de hablar sobre el mundo sin hacer ninguna referencia explícita a Dios, de tal manera que lo que dice
da mas gloria a Dios y despierta un amor mayor a El que las observaciones de una persona menos santa, que tiene que forzarse para establecer una conexión arbitraria entre las criaturas y Dios por medio de metáforas y analogías gastadas, tan débiles que nos hacen pensar que la religión es problemática."

THOMAS MERTON. Nuevas semillas de contemplación.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.