Seguidores

martes, 28 de abril de 2020

DE JESÚS, PASANDO POR LA EUCARISTÍA, A LA VIDA COTIDIANA

Durante ocho días estaremos leyendo en nuestras celebraciones el capítulo 6 del Evangelio de Juan: el discurso del Pan de Vida de Jesús. Referencias: hacia atrás, Moisés y el Éxodo; hacia adelante: la celebraciones de la comunidad cristiana en torno a la Palabra y el Pan de Vida compartido. Tomo como pretexto esta lectura para tratar de sintetizar las ideas que voy rumiando en estos días; sigo preocupado por el sentido de nuestras Eucaristías. 

Tres momentos para la reflexión

1. La voluntad de Jesús: "Hagan esto en memoria mía". La pregunta es: ¿Qué nos manda Jesús que hagamos? ¿Repetir mecánicamente unas frases, unos gestos, un rito, como algo mágico? ¿O el ritual expresa y apunta a una realidad que no vemos con los ojos velados por la falta de fe? ¿Qué quiso decir Jesús? No puede entenderse su voluntad si no es en el contexto en que se expresa: una comida, la presencia del Maestro y los discípulos en plan de amistad, de inminencia de la muerte, de la voluntad de entrega y servicio de Jesús, aun sabiendo que sería entregado, negado y abandonado por los suyos. El que Juan, en su evangelio, sustituya el relato que todos conocemos por el lavatorio de los pies es altamente significativo, y siempre ha de estar presente al pensar la Eucaristía como deseo y mandato de Jesús, como lugar de encuentro y amistad, lugar de perdón y sanación, lugar de fraternidad y compromiso. 


2. Lo que hace la comunidad desde los inicios: reunirse, escuchar juntos la Escritura, compartir la mesa, manifestar la comunión, dar testimonio de servicio. Este es el rito que asumen los cristianos ("El sacramento de nuestra fe"): lo ven como voluntad de Jesús, expresión de comunión con él, testimonio existencial. Va cambiando en sus formas a lo largo de la historia, pero conservando lo esencial hasta el presente. Pero, siempre existe el riesgo de cosificar el Misterio que celebramos, misterio de amor y comunión. A menudo no nos reunimos "con", "en", sino "para"; como se dice "aplicar la misa" por determinadas intenciones. Utilitarismo: usar a Dios, aprovecharnos de él. ¿Dónde queda la gratuidad del encuentro? ¿Por qué se circunscribe todo a "comer la hostia", como si sólo en ese momento hubiera "comunión", y no en toda la celebración? 


3. Su interpretación: Es fundamental la interpretación que damos a lo que celebramos, el entender cómo se expresa y realiza el Misterio de nuestra fe. ¿Tienen valor esos ritos, símbolos, palabras, por sí mismos o son la expresión de algo más hondo, más alto, expresado por Jesús en aquella Última Cena ? Celebrar la Eucaristía implica,en definitiva, "vivir eucarísticamente". Creo que con demasiada frecuencia nos quedamos en las formas y no vamos a la vida, que es lo más importante. Nuestras Eucaristías no pueden estar al borde del camino, sino ser camino ellas mismas, expresión de vida.


Lo expresa cabalmente Lucas en su relato de los discípulos de Emaús: Jesús no está en un lugar distinto de la misma vida. Es en medio de ella donde cobra sentido la Eucaristía: la Palabra y el Pan de Vida se convierten en fraternidad, testimonio y solidaridad, o no son el camino, la voluntad, de Jesús. ¿Cómo hacer que nuestras celebraciones sean verdadera expresión de lo que vivimos y, al mismo tiempo, alimenten la vida nueva que vivimos en Cristo? ¿Cómo librarnos de esas "misas" que parecen, al menos en el lenguaje que usamos, manipular a Dios a nuestro antojo, usarlo para tapar nuestros agujeros, o tranquilizar nuestra conciencia?


He pensado y sigo pensando estos temas, porque creo que la Eucaristía es la expresión cabal de lo que significa ser cristiano y ser Iglesia; mientras nos quedemos en lo exterior y no busquemos dentro del Misterio que celebramos, seguirán siendo ritos religiosos que la gente usa con superstición, pero mira también con escepticismo. Lugares, expresiones, personajes, vinculados a unos rituales que buena parte del mundo relaciona con el pasado y no con el futuro y con la Vida

Fray Manuel de Jesús, ocd.

domingo, 26 de abril de 2020

COSAS QUE SE ASOCIAN A MI VIDA

Lo que Thomas Merton escribe en su diario un 10 de julio de 1964...

"El panfleto de Rafael Squirru sobre el «Hombre Nuevo» es muy provocativo. Este tipo de enfoques es necesario. Lo poco que se publica sobre América Latina probablemente no tiene mucho sentido. La cuestión no suscita un excesivo interés y, sin embargo, es uno de los temas más profundos y urgentes. En cuanto a Antonio Cruz, su libro es brillante y violento, pero Cruz sigue representando aún el estereotipo mexicano, espléndidamente recreado. Pero ¿será eternamente el camino de América Latina el que le sea trazado desde los Estados Unidos? Seguramente, habría mucho que añadir a lo aquí dicho. Tengo que leer, leer y leer. Es mi vocación. El peligro no radica en el hecho de buscar y conocer estas cosas, sino en la pretensión de intentar algo que excede mis posibilidades reales. Ellos están buscando un salvador y terminarán aceptando a alguien como tal. Y me supongo que también yo ando en busca de un salvador o de una Madre Tierra. Personalmente, sigo creyendo en la idea de la Virgen morena ecuatoriana que conseguí que el escultor Jaime Andrade tallase en madera para el noviciado. La escultura sigue ahí y, aunque yo no le hablo y nadie le reza, ¡su presencia entre nosotros es significativa! (A Dom Gabriel no le gusta). 

Algunas conclusiones: literatura, contemplación, soledad, América Latina, Asia, zen, islam, etc. Todas estas cosas se asocian en mi vida. Sería una locura pretender que el «monaquismo» se defina por la simple renuncia a todo ello. Yo sería menos monje. Otros tienen su propio camino. Escribir a Squirru. Seguir a Miguel Grinberg en su desplazamiento a San Francisco y posteriormente a la Argentina, con una carta cuando sea necesario. Pensar con esos hombres nuevos. La apertura hacia el sur no se ha cerrado. ¡Algún día les tocará el turno a los centros monásticos del oeste de Irlanda!".

(Diario II)

jueves, 23 de abril de 2020

RESURRECCIÓN: LA ÚNICA LUZ

"La vida está de nuestro lado. Sabemos que el silencio y la cruz son fuerzas que no deben ser rechazadas. En el silencio y en el sufrimiento, en el esfuerzo desgarrador para ser honestos en medio de la deshonestidad (la mayor parte de las veces nuestra propia deshonestidad), en todo ello hay victoria. Es Cristo dentro de nosotros el que nos conduce a través de la oscuridad a una luz de la cual no tenemos idea y que solo puede ser hallada  atravesando la aparente desesperación. Todo tiene que ser sometido a prueba. Todas las relaciones tienen que ser examinadas.  Todas las lealtades tienen que pasar a través del fuego. Mucho se ha de perder.  Mucho de lo que hay en nosotros tiene que morir, incluso mucho de lo mejor que hay en nosotros. Pero la victoria es cierta, La resurrección es la única luz, y con esa luz no hay error" (Thomas Merton, carta a C. Milosz).

RETORNO AL PARAÍSO

"Entre los mitos (modelos imaginarios que trasmiten una verdad trascendiendo los hechos literales) que Thomas Merton considera más potentes a la hora de trasmitir la sabiduría del mensaje cristiano está el del retorno al paraíso. La imagen que nos da de la salvación es la de la restauración de la unidad primordial y de la armonía en Dios de toda la creación, armonía que se había roto por el pecado. Es esta imagen tradicional del misterioso viaje hacia los comienzos, el opuesto al de la caída, la que Merton invoca repetidamente en sus esfuerzos por describir lo que significa ser un auténtico cristiano, un auténtico contemplativo, un auténtico ser humano". 

(Diccionario de Thomas Merton; voz: Paraíso).

miércoles, 15 de abril de 2020

SEGUIR A CRISTO

"Nosotros somos perfectos cuando encontramos a Dios o, mejor dicho, cuando Dios toma posesión de nosotros.  Y, en cierto sentido, desde el momento en que le buscamos, Él ya nos ha encontrado. Y desde el momento en que Él nos ha encontrado, todo lo bendecido por Su voluntad se vuelve espiritual, incluso aunque sea algo material, como comer. En definitiva, ¿qué dice el Evangelio?: seguir a Cristo. Esto es la vida espiritual y el camino de perfección

Thomas Merton
Diarios, 1956

UNA IGLESIA PARA VIVIR

"La religión presenta actualmente unas características de auge y otras de crisis. Si atendemos al hecho de que capas de la población mundial cada vez más extensas se involucran en experiencias religiosas cada vez más intensas, podremos afirmar que la religión está en auge. A pesar de que la religión nunca desapareció del espacio humano, es cierto que se ha abierto un período de redespertar religioso. Pero no se trata de un simple regreso, sino de algo bastante nuevo. En realidad, nos hallamos ante un replanteamiento de lo religioso bajo una forma tan sui generis que podríamos hablar de una crisis. Se ha acentuado el individualismo narcisista, para el que la religión constituye un mundo de sensaciones al servicio de la paz interior y del sentirse bien. Y se procede a mixturas muy variadas —nuevos sincretismos— en las que no preocupa pertenecer a un grupo, sino desarrollar la experiencia de acuerdo con lo que la persona siente, de modo que puede haber tantas religiones como personas hay

La religión sería un medio para encontrar identidad gracias a un misticismo espiritual y cósmico. La superstición, la magia y el misterio reaparecen. La reflexión es mínima y la búsqueda de salvación por medio del placer gratuito e intenso es clave. Incluso el cristianismo comienza a ser vivido sin Jesús y la religión, en general, sin razón y con mucho sentimiento. Durante los 80 la emergencia de las sectas preocupó a la Iglesia. Hoy esta preocupación se ha agudizado, porque se trata de una religión del individuo que inventa sincretismos religiosos y quiebra la unidad del grupo. Esto ha sido interpretada muy diversamente por los analistas de la religión. Así, Mardones piensa que este desafío constituye una nueva sensibilidad religiosa que exigirá del cristianismo modificaciones que acentúen sus aspectos místicos. Mariano Corbí sostiene que este tipo de misticismo anuncia una actitud gratuita en religión, propia de la sociedad dinámica actual y desligada de la necesidad propia de las sociedades estáticas. Sakaiya entiende este fenómeno como el anuncio de una época en que los referentes de valor pasan de meramente materiales a espirituales. Como quien dice: un medioevo de alta tecnología. Los tres analistas coinciden en que el modo como se ha vivido hasta hoy lo religioso está en cuestión y que la vivencia religiosa, incluida la militancia cristiana liberadora, experimentará una seria exigencia: la de una religión que se libere cada vez más de los lazos con la necesidad y con el poder y pase a ser estrictamente gratuidad

Una religión así viene a ser una experiencia mística más propia de una época de escasez y de exigencia de creatividad para sobrevivir que de aceptación absoluta de la fatalidad cósmica. No hay que pensar, por tanto, que la recuperación de lo religioso signifique el retorno al pasado, sino que constituye un desafío para renovar el cristianismo desde sus bases, de forma que dé respuesta a los interrogantes de la autonomía humana, no volviendo a predicar el miedo y la resignación, el sometimiento y la acriticidad, sino propiciando el encuentro de la gratuidad más generosa conocida en la historia: Jesucristo, solidario con la humanidad, revelador del rostro amoroso del Padre, suscitador de la resurrección de los seres humanos mediante el Espíritu. Una fe que invita a la creación permanente a partir de la reconstitución de las personas en sus vidas y en su calidad personal. Una Iglesia para vivir.

José María Castillo
Una Iglesia para hoy
(Fragmento, tomado de : Selecciones de Teología)

lunes, 13 de abril de 2020

Y RESUCITÓ AL TERCER DÍA...

La semana pasada compartí un texto de Karl Barth sobre la pasión de Cristo; ahora, para cerrar el tema, transcribo su comentario a la frase del Credo: "Al tercer día resucitó de entre los muertos", en su  Esbozo de dogmática. Lectura provechosa para este tiempo... 


"El mensaje de Resurrección es: "Resucitó al tercer día de entre los muertos"; y significa que Dios no se humilló en vano en su Hijo; antes bien, obrando así, lo hizo también para su propia gloria y para confirmación de su gloria. Al triunfar su misericordia, justamente, en su humillación, se realiza la exaltación de Jesucristo. Si antes dijimos que en la humillación se trataba del Hijo de Dios y por lo tanto de Dios mismo, ahora hemos de subrayar que se trata de la exaltación del hombre. El hombre es glorificado en Jesucristo y destinado a una vida para la cual Dios le ha hecho libre en la muerte de Jesucristo. Dios ha abandonado, por así decirlo, el espacio de su gloria y el hombre puede ahora pasar a ocuparlo. Este es el anuncio de Resurrección, el fin y objeto de la reconciliación, la redención del hombre. Es la meta que ya se hacía visible el Viernes Santo. En tanto Dios intercede por el hombre (los escritores del Nuevo Testamento no han temido emplear el término de "pagado") éste es un rescatado.


Apolytrosis es vocablo forense para designar el rescate de un esclavo. He aquí la meta: el hombre es puesto en una nueva situación jurídica; ya no pertenece a Aquel que tenía derecho sobre él, no pertenece al terreno de la maldición, la muerte y el infierno, sino que ha sido trasladado al 'Reino de su amado Hijo. Significa esto que legalmente no le son ya reconocidos su estado, su constitución, su estatus jurídico como pecador. Dios no considera ya al hombre en serio como pecador. Sea el hombre lo que quiera, dígase de él lo que se diga, repróchese él mismo lo que fuere, Dios ya no lo toma en serio como pecador. El hombre ha muerto al pecado... allá, en la cruz del Gólgota. Para el pecado, el hombre ya no existe. Y es que Dios lo ha reconocido y señalado como justo, como uno que agrada a Dios. El hombre tal como se halla en el mundo, no deja de tener su existencia en el pecado y por consiguiente en su culpa, pero esa existencia se halla detrás de él. El cambio ha sido realizado definitivamente. No es que se trate de que podamos decir: Yo me he cambiado definitivamente, yo he hecho la experiencia... No; ese "una vez para siempre", ese "definitivamente" es el de Jesucristo. Sólo que si creemos en Cristo, ello tiene validez también para nosotros. En Jesucristo, muerto por el hombre, y conforme a su resurrección, el hombre es el Hijo amado de Dios que puede vivir del agrado de Dios y para agrado de Dios. Este es el mensaje de Resurrección. Se comprende pues que en la resurrección de Jesucristo en realidad se trata simplemente de la revelación del fruto todavía escondido de la muerte de Cristo. El cambio antes mencionado es precisamente lo que está aún oculto en la muerte de Cristo, oculto bajo el aspecto en que aparece allí el hombre, consumido por la ira de Dios. El Nuevo Testamento atestigua que ese aspecto del hombre no es el sentido del suceso del Gólgota, sino que detrás de ese aspecto se esconde el verdadero sentido del suceso, sentido que se revela al tercer día. En este día tercero se inicia una nueva historia del hombre, de modo que cabría dividir también la vida de Jesús en dos grandes períodos: El primero de treinta y tres años, hasta su muerte; y el segundo, muy breve y decisivo, de cuarenta días, que son los habidos entre su muerte y su ascensión a los cielos. Al tercer día comienza una nueva vida de Jesús. Pero simultáneamente empieza al tercer día un nuevo eón, una nueva forma del mundo, después que, en la muerte de Jesucristo, el mundo antiguo fue completamente desechado y concluido

Y esto es la Resurrección: iniciación de un tiempo y un mundo nuevos en la existencia de Jesús hombre, el cual ahora, como portador triunfante y victorioso, como aniquilador de la carga del pecado del hombre que le fue impuesta, empieza una nueva vida. La Iglesia primitiva vio en esa distinta existencia de Jesucristo no sólo, digamos, una continuación sobrenatural de lo que hasta entonces fue su vida, sino una vida completamente nueva, la vida de Jesucristo glorificado, y en ello, simultáneamente el principio de un mundo nuevo. (Vanos son los intentos de relacionar la Resurrección con ciertas renovaciones como las que tienen lugar en la vida creada; por ejemplo, en primavera, o, también, en el despertar matutino del hombre etc. etc. Pero a la primavera sigue el invierno inevitablemente y al despertar sigue, después, el sueño. En todo esto se trata de un movimiento cíclico del renovarse y envejecer. ¡Pero la renovación de Resurrección es una renovación definitiva!) Según el Nuevo Testamento, se anuncia en la resurrección de Jesucristo que la victoria de Dios en favor del hombre ya ha sido ganada en la persona de su Hijo

Primeramente, es la Resurrección la gran prenda de nuestra esperanza; pero, al mismo tiempo, ese futuro se hace ya actualidad en el mensaje de Resurrección: el anuncio de una victoria lograda ya. La guerra ha terminado..., aunque aquí o allá algunas unidades del ejército sigan disparando por ignorar la capitulación. El juego está ya ganado. . ., aunque el contrincante pueda seguir haciendo algunas tiradas todavía. ¡Prácticamente ya está mate! El reloj ha gastado toda su cuerda..., aunque el péndulo prosiga oscilando un par de veces. Nosotros estamos viviendo en ese espacio intermedio! "¡Las cosas viejas pasaron! he aquí', todo es hecho nuevo!". El mensaje de Resurrección nos dice que el pecado, la maldición y la muerte, nuestros enemigos, en fin, han sido vencidos. Por fin ya no pueden causar ningún mal. Claro está que siguen comportándose como si el juego aún estuviese indeciso, como si no hubiese sido librada la batalla; por eso hemos de contar aún con ellos, pero, en el fondo, no tenemos por qué temerles. Quien haya oído el anuncio de Resurrección, no puede seguir andando por ahí con rostro trágico ni llevar la existencia malhumorada del que no tiene esperanza. Jesús ha vencido: Esto es lo único que vale... y lo único verdaderamente serio. Toda seriedad que al llegar aquí quisiera volver la vista atrás como la mujer de Lot, no es seriedad cristiana. Posiblemente habrá fuego a nuestras espaldas (en realidad, está ardiendo!), pero no es eso lo que debemos mirar, sino lo otro, o sea, que somos llamados y estamos invitados a tomar en serio la victoria de la gloria de Dios en ese hombre, que es Jesús, y a alegrarnos de ella. Entonces viviremos en agradecimiento, pero no en temor

La resurrección de Jesucristo revela y lleva a cabo ese anuncio de la victoria. No interpretemos la Resurrección como un proceso espiritual. Es preciso oír y escuchar que se nos diga que hubo un sepulcro vacío y que más allá de la muerte se ha visto una nueva vida. "Este (el hombre salvado de la muerte) es mi Hijo amado: A él oíd". En la Resurrección sucede y se manifiesta aquello que fue anunciado en el Bautismo del Jordán. Y a los que esto saben les es anunciado el final del mundo viejo y el principio del nuevo. Todavía han de recorrer un breve trecho, hasta que se haga patente que Dios lo ha consumado todo por ellos en Jesucristo". 

Karl Barth
Esbozo de dogmática

sábado, 11 de abril de 2020

PASCUA: TODO ES SUYO

Una fraterna Felicitación Pascual para todos los que pasan por el blog desde hace más de 10 años; en las buenas y en las malas he tratado siempre de mantener este espacio dedicado a Thomas Merton, quien me acompaña como maestro desde hace también mucho tiempo. Estamos viviendo días difíciles, complicados, inciertos, y nos preocupa la familia, los amigos, el trabajo, el futuro... Tratemos entonces de ahondar en nuestra vida interior, en nuestro diálogo con el Uno, a través del misterio de Cristo, cuya resurrección ahora celebramos. Es un tiempo que nos exige preguntarnos qué significa participar con Cristo de la resurrección, y he tomado tres frases cortas de Merton que pueden ayudarnos a pensar esta PASCUA, en la que hemos experimentado de manera muy cercana el misterio de la muerte y de la vida. Para todas y todos: FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN. ALELUYA, ALELUYA. Amen.


 "Que todo es mío precisamente porque todo es de Él. Si no le perteneciera, jamás podría pertenecerme. Si no pudiera ser mío, Él tampoco lo querría para sí mismo. Y todo lo que es suyo, es su mismísimo yo. Y de cierto modo, todo lo que Él me brinda se vuelve mi propio yo. Entonces, ¿qué es mío? Él es mío. ¿Y qué es suyo? Yo soy suyo".


"La salvación pertenece al orden del amor, de la libertad y de la entregaSi la conquistamos no es nuestra; sólo ocurre cuando la recibimos gratuitamente, cuando es gratuitamente concedida".

"La  gracia significa que no hay oposición entre el hombre y Dios".

Thomas Merton
El hombre nuevo


miércoles, 8 de abril de 2020

CRUCIFICADO, MUERTO Y SEPULTADO...

Karl Barth (1886-1968), una de las grandes figuras teológicas del pasado siglo XX, escribió su ESBOZO DE DOGMÁTICA, libro que recomendamos. Es un comentario del CREDO, y de él comparto acá parte de sus palabras sobre la frase: "Fue crucificado, muerto y sepultado...". Lectura muy apropiada para estos días...

"El misterio de la encarnación se desenvuelve hasta convertirse en el misterio del Viernes Santo y de Resurrección. Y sucede nuevamente lo mismo que tantas veces en todo este misterio de la fe, o sea: es preciso ver ambos aspectos en conjunto, es necesario entender el uno partiendo del otro. No puede negarse que en la historia de la fe cristiana siempre ha sido así, que el peso del conocimiento del cristiano ha gravitado más sobre un lado que sobre otro. Es factible hacer constar como la Iglesia de Occidente muestra decidida inclinación por la theologia crucis, es decir, por hacer resaltar y por subrayar que Cristo fue entregado a causa de nuestras transgresiones. La Iglesia Oriental, en cambio, acentúa más el ¡Resucitó para justificación nuestra!; con esto se inclina esta Iglesia más hacia la tipología gloriae. 

Carecería de verdadero sentido el enfrentar en esta cuestión ambas actitudes. Es sabido que Lutero desarrolló desde un principio intensamente la actitud occidental, poniendo en alto la theologia crucis y no la theologia gloriae. Y Lutero tenía razón. Sin embargo, no se debe construir y fijar el contraste, toda vez que no hay theologia crucis posible sin su complemento que es la theologia gloriae. Ciertamente, no hay resurrección sin Viernes Santo; pero igualmente seguro es que no hay Viernes Santo sin resurrección. Con la mayor facilidad se construye en el cristianismo demasiada tribulación y con ello también aspectos que huelen a aposento cerrado. En cambio, si la cruz es la cruz de Jesucristo y no una especulación sobre la cruz, que, en el fondo, cualquier pagano también podría llevar a cabo, entonces será imposible olvidar y pasar por alto que el crucificado resucitó al tercer día de entre los muertos. Siendo esto así, se celebrará el Viernes Santo de una manera completamente distinta e incluso quizás fuera conveniente no cantar el Viernes Santo los himnos, melancólicos y tristes, de Pasión, sino los himnos de resurrección. Lo sucedido el Viernes Santo no es algo digno de lamentaciones, pues Él ha resucitado. He querido decir esto de antemano, y ruego que lo que hemos de exponer acerca de la muerte y Pasión de Cristo no vaya a entenderse abstractamente, sino mirando ya por encima de ello al lugar donde se revela su gloria. 

La antigua Teología describía este centro de la Cristología bajo los dos conceptos principales: exinanitio y exaltatio de Cristo. ¿Qué significa, sin embargo, humillación (abajamiento) y glorificación o exaltación? 

La humillación o abajamiento de Cristo todo lo encierra en sí, empezando por "padeció bajo Poncio Pilatos" y manifestándose decididamente en "crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos". Indudablemente, primero es la humillación de ese hombre que sufre y muere y entra en las más profundas tinieblas. Pero lo que da importancia a su humillación y entrega de ese hombre es que El es Hijo de Dios, o sea, que no es otro sino Dios mismo humillándose y entregándose en su Hijo. 

Y si frente a esto se alza como misterio de Resurrección la exaltación de Cristo, esta glorificación es, sin duda, una auto glorificación de Dios, es su gloria la que triunfa: "Dios se levanta con júbilo". Sin embargo el verdadero misterio de Resurrección no consiste en que Dios sea glorificado, sino que tiene lugar una glorificación del hombre y que éste sea elevado hasta la diestra de Dios y pueda triunfar sobre el pecado, la muerte y el diablo

Teniendo presente todo esto, la imagen que se nos muestra es la de un trueque incomprensible, una katalage, o sea, un cambio. La reconciliación del hombre con Dios sucede cuando Dios se pone en lugar del hombre y éste es colocado en lugar de Dios, realizándose todo ello pura y absolutamente como un acto de la gracia. 

Precisamente este milagro incomprensible es nuestra reconciliación".

Karl Barth

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.