MERTON: EL VIAJE FINAL
En el 47 aniversario de la muerte de Thomas Merton (10 de diciembre de 1968) traemos fragmentos de una conferencia de uno de los mejores especialistas en el monje trapense y escritor.
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"El último viaje de su vida fue a Asia.Un viaje largamente preparado, en el que puso una gran esperanza, al que partió con
deseo de aprender y buscar más profundamente la verdad. Debía participar en un encuentro de monjes asiáticos. Todo su itinerario físico y espiritual queda reflejado en su espléndido libro Diario de Asia.
La peregrinación de Thomas Merton a Asia fue un esfuerzo por su parte para profundizar en su compromiso religioso y monástico. Esto resulta evidente considerando las notas preparadas para el encuentro interconfesional celebrado en Calcuta a mediados de noviembre:
'Yo hablo como un monje occidental que se encuentra muy preocupado ante su propia vocación monástica y ocupaciones. He dejado mi monasterio para venir aquí no como un investigador o incluso como un autor de libros (lo cual también es cierto). He venido como un peregrino que está ansioso por obtener no sólo información, no sólo hechos sobre otras tradiciones monásticas, sino para beber de las antiguas fuentes de la visión y experiencia monásticas. Busco no sólo aprender más (cuantitativamente) sobre religión y vida monástica, sino también transformarme a mí mismo en un monje mejor (cualitativamente) y más iluminado.'
En Bangkok pronunció la conferencia que tenía asignada. Tras acabarla y retirarse a descansar dijo a los oyentes sus últimas palabras: 'Ésto es todo, ahora desapareceré'. Horas más tarde lo encontraron muerto en la habitación, víctima de un cortocircuito en un ventilador. Como escribió en el párrafo conclusivo de una carta circular a sus amigos:
'Nuestro auténtico camino en la vida es interior; es una cuestión de crecimiento, de profundización y de una entrega cada vez mayor a la acción creadora del amor y de la gracia en nuestros corazones. Nunca fue tan necesario como ahora, responder a esa acción'. (Carta circular a los amigos, septiembre de 1968). "
FRANCISCO RAFAEL DE PASCUAL. Semillas de Esperanza: el mensaje contemplativo de Thomas Merton. Congreso Internacional en Ávila, octubre 2006.
Ser parte de todo...
¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
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