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sábado, 30 de marzo de 2019

UN PADRE TENÍA DOS HIJOS...

"Un padre tenía dos hijos..." Así comienza el hermoso pasaje del Evangelio de San Lucas que leeremos este domingo en nuestras celebraciones. Un texto que merecería estar en una antología de lo mejor de lo mejor que se ha escrito. Es un relato que ha insipirado a los artistas y a los espirituales, a pesar de estar inacabado, porque no sabemos si el hijo mayor entró o no a la casa, ni si el hijo menor, tras pasar el susto y la alegría del regreso, volvió a las andadas. 

Pero es la historia de UN PADRE ÚNICO, que representa el hogar universal: el de los hijos egoístas que actúan por su cuenta, pensando en sí mismos, nunca en la familia.Uno esgrime su libertad y el otro su obediencia, y el padre sale por uno y por otro, pidiéndoles entrar a la casa y celebrar el encuentro. Y claro, ahora lo entiendo, nuestras historias están siempre inacabadas, si nos falta el Padre bueno, perdonador, capaz de salir de casa a buscar a los hijos que se pierden en una u otra dirección.

¡Qué historia tan bonita! Jesús la relata a los fariseos de su tiempo y de hoy, y a los que creen que la vida se trata siempre de Yo, y no de Nosotros. También es un mensaje para que todos aspiremos a ser como ese padre, convirtiéndonos en HOGAR, en espacio de acogida, perdón y libertad.



Un buen ejercicio para nosotros sería pensar en las razones de los tres para actuar como actuaron, preguntándonos de cuál de ellos nos sentimos más cercanos en nuestra vida cotidiana. Si pertenecemos a uno u otro grupo de hijos, pensando siempre en mis razones personales, pero nunca en ese proyecto común que busca hacer nacer una nueva humanidad, un hogar para todos, un ESTAR JUNTOS, y en la alegría que supone la mesa compartida. Miremos al padre que escucha y comprende, que acepta que sus hijos sean diversos, pero le duele que estén separados, y no gocen del HOGAR que ha preparado para ellos



Razones, planes, temores que también son nuestros y que nos hacen caminar en una u otra dirección, acercándonos o alejándonos del HOGAR de todos, del Padre común, de los hermanos diversos.

NOTA: Para comprender mejor el mensaje que trasmite este texto dentro del camino cuaresmal es importante leerlo a la par de los pasajes evangélicos que se proclaman en los ciclos A y B de la liturgia. Ellos hablan de una CEGUERA, de una oscuridad, que no permite reconocer la presencia de Dios, de Cristo, en los otros. La LUZ es descubrir que todos compartimos el mismo hogar, como hjas e hijos, y por ello debemos trabajar cada día. Por un mundo mejor: justo, libre y fraterno.

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.