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domingo, 10 de agosto de 2025

THOMAS MERTON: LA CONVERSIÓN COMO DESPERTAR

La conversión como despertar: Thomas Merton y el camino hacia lo esencial

La palabra “conversión” suele evocar imágenes de ruptura, de cambio drástico, de antes y después. Pero en Thomas Merton —y también en mi propia vida— la conversión fue más bien un despertar. No fue una decisión estratégica, ni una adhesión doctrinal. Fue una rendición silenciosa ante una Presencia que ya estaba allí, esperando ser reconocida.

Merton, monje trapense, escritor incansable y buscador de Dios, se ha convertido para mí en un compañero de camino. Su historia, narrada con crudeza y belleza en La montaña de los siete círculos, me habla al corazón. Porque como él, yo también fui alcanzado por la gracia en medio del ruido, la confusión y la sed de sentido.

🧭 Una autobiografía espiritual

Antes de entrar al monasterio de Gethsemani, Merton vivió una vida marcada por el arte, la bohemia y el desencanto. Su juventud fue una peregrinación sin mapa, donde el placer y la intelectualidad no lograban calmar una inquietud más profunda. En su autobiografía, no oculta sus heridas ni sus búsquedas fallidas. Y eso lo hace cercano.

Lo que lo llevó a la fe no fue una catequesis bien estructurada, sino una experiencia interior que lo desbordó. En medio de la ciudad, en una iglesia cualquiera, algo lo tocó. Algo que no sabía nombrar, pero que lo llamaba con fuerza. Ese momento fue el inicio de una transformación que no terminó con el bautismo, sino que apenas comenzaba.

🌌 La conversión como apertura a la gracia

Merton entendió que convertirse no es conquistar algo, sino dejarse conquistar. Es abrirse a la posibilidad de que Dios no está lejos, sino dentro, esperando que uno se detenga. La conversión, en su caso, fue una apertura radical a la gracia. Una gracia que no lo juzgó, sino que lo abrazó.

En mi propia historia, esa apertura también fue silenciosa. No hubo relámpagos ni voces celestiales. Hubo una comunidad que me acogió sin condiciones, una liturgia que me habló sin palabras, y una presencia que me fue revelando que no estaba solo. Como Merton, descubrí que la fe no es una meta, sino un camino. Y que ese camino comienza cuando uno se deja encontrar.
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🔥 De la fe al compromiso

La conversión de Merton no lo encerró en sí mismo. Al contrario, lo abrió al mundo. Desde su celda monástica, comenzó a escribir sobre la guerra, la injusticia, el racismo, el diálogo interreligioso. Su contemplación lo hizo profeta. Porque quien ha sido tocado por la gracia no puede permanecer indiferente ante el sufrimiento ajeno.

En mi ministerio pastoral, esa dimensión también ha sido esencial. La fe no me llevó al aislamiento, sino al encuentro. Al compromiso con comunidades heridas, con personas en búsqueda, con realidades que claman por esperanza. Merton me enseñó que la oración no nos aleja del mundo, sino que nos da ojos nuevos para verlo.

🌱 Resonancias para hoy

En un mundo saturado de ruido, de distracciones y de urgencias, ¿Qué significa convertirse? Tal vez significa detenerse. Escuchar. Reconocer que hay una sed que no se calma con consumo ni con éxito. Que hay una voz que nos llama desde dentro, y que esa voz es amor.

La historia de Merton, como la de tantos conversos, nos recuerda que la conversión no es un evento, sino un proceso. Un camino que se recorre cada día. Un volver al origen. Un dejarse amar.

🙏 Cierre: Una invitación al lector

La vida espiritual es, en última instancia, la vida real. Es la vida de cada uno de nosotros en su más profunda verdad.” (Thomas Merton)

Si estás leyendo esto y sientes que algo te falta, que algo te llama, tal vez estás en camino. No tengas miedo. La conversión no es perderse, sino encontrarse. Y como Merton, como tantos otros, descubrirás que el centro de tu vida no está en ti, sino en Aquel que te creó para amar.

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.