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lunes, 13 de mayo de 2024

EL HOMBRE NUEVO

EL HOMBRE NUEVO
es, a mi juicio, uno de los mejores y más interesantes libros de Thomas Merton; lo escribió en cinco semanas, en el otoño de 1954, y lo dio a la imprenta ya revisado y terminado unos 5 años después. El texto es una especie de lectura teológica de dos pasajes bíblicos: Génesis 1-3 y Romanos 6-8; son meditaciones en las que habla del "hombre que se encuentra a sí mismo en Dios". 
 
El capítulo primero es una especie de introducción ("Nuestra guerra interior") que prepara y adelanta  el contenido del libro; en su contenido desarrolla tres temas  principales: 1. el estado originario de la humanidad antes de la caída; 2. la expulsión del paraíso y sus consecuencias; 3. la nueva creación en Jesucristo, que restablece la comunión entre Dios y la humanidad.  En resumen, habla de la "comunión existencial" dada, perdida y restaurada. 

"La plenitud de la vida humana no puede medirse con nada que le suceda únicamente al cuerpo. La vida no es meramente un asunto de vigor físico, de salud, o de capacidad para el deleite. ¿Qué es la vida? Es mucho más que el aire que respiramos, la sangre que late en nuestras muñecas, la respuesta al estímulo físico. Por cierto que todas estas cosas son esenciales para una vida humana integral, pero por sí mismas no constituyen lo que la vida es en su plenitud. Un hombre puede tener todo esto y, sin embargo, ser un idiota. El que solamente respira, come, duerme y trabaja, ajeno a la conciencia, sin propósitos y sin ideas propias, realmente no es un hombre. La vida, en este sentido puramente físico, es meramente ausencia de muerte. Gente así no vive, vegeta. 

Para que un hombre esté vivo, no debe sólo ejercitar los actos que pertenecen a la vida animal y vegetativa, no debe sólo subsistir, crecer y usar los sentidos, no debe sólo desplazarse, alimentarse y todo lo demás. Debe efectuar las actividades propias de su tipo de vida específicamente humana. O sea, debe pensar con inteligencia. Y sobre todo, debe orientar sus acciones mediante decisiones libres, tomadas a la luz de su propio pensamiento. Más todavía, estas decisiones deben propender a su crecimiento intelectual, moral y espiritual. Deben tender a hacerlo más consciente de sus potenciales para el conocimiento y el libre accionar. Deben expandir y extender su potencial para amar a los demás y dedicarse al bien común, pues en ello encuentra su propia realización. 

En una palabra, para que el hombre viva, debe alcanzar una vitalidad integral, completa. Todo debe ser vida en él, en su cuerpo, sus sentidos, su mente y su voluntad".

(El hombre nuevo, 2)

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.