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martes, 15 de abril de 2014

LA CRUZ, SÍMBOLO DE BENDICIÓN

“Es costumbre en muchos lugares erigir cruces en sitios particulares o relevantes: la cumbre de una montaña, las cúpulas de las Iglesias, sitios donde ocurrieron accidentes, caminos, etc., y ello, además de tener una razón devocional, expresa el anhelo, íntimamente arraigado, de recordar en todo momento y lugar a quien pertenece este mundo, y de dónde el mundo recibe su humanidad. La cruz nos recuerda que estamos totalmente cercados por la presencia amorosa y redentora de Dios, que no contamos sólo con nosotros y con las personas que pretenden ejercer poder sobre nosotros, sino que podemos experimentar a nuestro alrededor el espacio de Dios. Allí donde Dios está cerca de nosotros, no puede hacer nada la proximidad, a veces agresiva, de otras personas. La cruz es, al mismo tiempo, el símbolo de que vivimos en Dios, de que estamos bajo su protección; así la veían los primeros cristianos, como imagen protectora frente al mal, frente a las fuerzas negativas de este mundo. La cruz es, definitivamente, símbolo de bendición; cuando hacemos la señal de la cruz sobre personas y cosas, cuando una mano descansa sobre nuestra cabeza, Él nos da vida y nos bendice”.


“La cruz también es una protesta contra los absolutismos que ahogan a los seres humanos, un desafío a la injusticia y la violencia del mundo. El individuo se siente atropellado, despreciado o perseguido por poderes humanos con pretensión de absoluto: el estado (que se inmiscuye cada vez más en la libertad de las personas y sus destinos), algunas sectas y corrientes internas de la Iglesia que pretenden determinar a las personas con autoritarismo. Está la economía mundial, cada vez con más poder; están los grandes contra los pequeños, los fuertes contra los débiles. Frente a todo eso la cruz se rebela, dice NO, porque las personas pueden vivir y crecer humanamente sólo cuando pueden mirar hacia algo mayor, cuando pueden mirar a Dios y vivir en Él”.

(Notas recreadas a partir de la lectura de Anselm Grün)

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.