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lunes, 26 de noviembre de 2018

EL AMOR DE DIOS

Dios es amor: esa es para mí la afirmación más importante de toda la Escritura. Costó mucho tiempo llegar a ella, hizo falta un largo camino, pero al final pudo alguien, algunos, interpretar lo que Jesús quiso decir cuando pasó por el mundo haciendo el bien. Dios es amor. El mandamiento de Jesús, el primero y más importante, es amar. Amar a Dios, dijo, siguiendo la Torá, y amar al prójimo, y estos dos mandamientos son inseparables, porque a Dios nadie puede verlo, pero al hermano, conocido o extraño, lo tenemos todos delante, y ahí está Dios presente.  El ser humano es para mí la mejor imagen de Dios, el mejor icono, la presencia más real

 El peligro de las religiones es que sus mediaciones pueden ejercer el efecto contrario para el que fueron pensadas: nos alejan del Dios real; nos alejan del prójimo. Y acabamos no amando a Dios en el prójimo, sino odiando al prójimo en el nombre de Dios, condenando al prójimo, juzgándolo, apartándolo. Convertimos el mandamiento de amar en derecho a juzgar al que no piense como yo. Nos creemos con el derecho de catalogar el amor de los otros: bueno o malo, falso o verdadero, de Dios o no de Dios.
Pero:  Quién soy para evaluar el amor de los demás? Acaso mi amor es perfecto?

Por mi parte, yo procuro amar a todos, y ver en ellos la presencia amorosa de Dios. Procuro no juzgar a nadie, sino que intento amar a cada uno que encuentro en mi camino, como tengo la certeza inamovible de que Dios les ama.  Veo el amor de Dios en todos, incluso en los que no me quieren bien, en los que piensan distinto de mí, y puedo no compartir lo que hace una persona, pero procuro no juzgarla; y si creo que hace mal, no confundo lo que hace con lo que es. 

Todo amor, por imperfecto que sea, tiene algo de Dios, y por ahí voy. Eso quiero ver, y no evaluar. No soy perfecto, no hay amor perfecto, salvo el de Dios, por eso  procuro no quedarme en las anécdotas que suelen traerse a colación cuando alguien quiere resaltar lo mal que va este mundo, pues si vamos a buscar, las hay terribles también en las mismas Iglesias; porque en nombre de Dios, y de ciertas exigencias de perfección, se ha despreciado, humillado y marginado a mucha gente. Mucha gente a terminado rechazando al Dios amor porque se han encontrado con un dios de odio en quienes dicen hablar o actuar en su nombre. 

Jesús es el maestro para hablar de Dios, y él primero ama, entiende, libera de culpa y luego invita a crecer, a ir más allá. Creo que ese es el camino que podemos abrir, ahora y siempre, si queremos ser verdaderos testigos del Dios de Jesús: el de un amor que va delante,  que se adelanta a cualquier tipo de arrepentimiento, que es gratuito e incondicional. Es el único amor que puede cambiar un corazón y transformar el mundo. Y no es un amor blando como dicen algunos, que se creen llamados a corregir, a enviar al infierno, e incluso se burlan del diferente, del caído: nada es más exigente que el amor, lo digo siempre, porque la Ley pone límites a lo que debemos acatar, pero el amor exige ilimitadamente. Pero lo hace de otro modo: pacientemente, alegremente, libremente, suavemente. 

Me gustaría tanto que pudieras experimentar este amor en tu vida.

Fray Manuel de Jesús, ocd.

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.