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viernes, 8 de mayo de 2020

VIDA CONTEMPLATIVA

La Vida Contemplativa pertenece a donde haya vida. Donde esté el hombre, y su sociedad; donde haya esperanzas, ideales, aspiraciones de un futuro mejor; donde haya amor –donde haya dolor a la vez que alegría–, también allí tiene su lugar la Vida Contemplativa. Porque la vida, la alegría, el dolor, los ideales, las aspiraciones, el trabajo, el arte y todo lo demás tienen un significado. Si no tienen significado, entonces, ¿por qué perder tiempo en ellos? Pero si lo tienen, entonces el significado independiente de cada cosa debe converger de algún modo en un significado central y universal que ilumine desde el interior de sus más íntimas esencias. Esta realidad central tiene que ser una realidad «católica», una realidad «divina». Este significado central de la vida es la Vida misma, la Vida en Dios. Y este es el objeto del contemplativo.

En mi caso, la palabra de salvación, el Evangelio de Jesucristo, me ha llevado a la soledad y al silencio. Mi vocación es rara, quizás. Pero la contemplación no solo florece dentro de los muros del claustro. Todo hombre llamado a vivir una vida plena de significado es llamado, solo por eso, a conocer el significado interior de la vida y a hallar ese íntimo significado en su propia existencia inescrutable, por encima de sí mismo, por encima del mundo de las apariencias, en el Dios Vivo. Todo hombre nacido en esta tierra está llamado a hallarse y a realizarse en Cristo y, por ello, a comprender su unidad en Cristo con todos los demás hombres, de modo que los ame como se ama a sí mismo, y sea uno con ellos casi como es uno consigo mismo: pues el Espíritu de Cristo es Uno en los que le aman.

En el silencio de los campos y de los bosques, en la enclaustrada soledad de mi monasterio, he venido a descubrir el hemisferio occidental entero. Aquí es donde he podido, por la gracia de Dios, explorar el Nuevo Mundo; no viajando de ciudad en ciudad, no volando sobre los Andes y el Amazonas para detenerse un día aquí, dos allí, y luego seguir adelante. Quizás si hubiera viajado de esta manera por el hemisferio, no habría visto nada; pues generalmente los que viajan más, ven menos.

Pero me parece, por el contrario, que en el silencio de mi monasterio he oído la voz de todo el hemisferio que habla desde las profundidades de mi ser con una claridad a la vez magnífica y terrible...  Me parece como si la inagotable belleza de todo el Nuevo Mundo, y sus casi infinitas posibilidades, se movieran dentro de mí como un gigante dormido, ante cuya presencia no puedo quedarme indiferente. En realidad casi me parece a veces que esta presencia que hay dentro de mí habla con la voz del mismo Dios: y yo lucho en vano por captar y entender alguna palabra, alguna sílaba del gran destino del Nuevo Mundo... ese destino que está aún oculto en el misterio de la Providencia.

Thomas Merton
Prefacio a la edición argentina de sus OBRAS COMPLETAS


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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.