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lunes, 20 de julio de 2020

LOS DIARIOS DE THOMAS MERTON: LOS AÑOS DECISIVOS (1960-1963)


La introducción de este libro, publicado bajo el título "Turning Toward The World", aclara el título y expone las cuestiones y temas críticos que aparecieron en la vida de Thomas Merton durante este período crucial. Los primeros años 60 fueron tiempos de cambios profundos en la sociedad y en la Iglesia Católica: el Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos y el Concilio Vaticano II. Estas protestas en la sociedad y en la Iglesia despertaron en Merton un hondo sentido de la responsabilidad social y eclesial en el mismo momento en que buscaba muy activamente un grado mucho mayor de soledad en su vida. Esta paradoja (compromiso y retiro), que le acechó durante toda su vida monástica, alcanza en este volumen una intensidad que no tiene paralelo en sus diarios anteriores. 

El volumen está dividido en cuatro partes:

La primera, "The promise of Hermitage" (La promesa de la ermita) va desde mayo de 1960 hasta diciembre de ese mismo año; el tema de la construcción de un lugar que en principio sería casa de retiro, pero que finalmente se convierte en una ermita en la que Merton sueña poder vivir. Pasa tiempo en ella una vez terminada, pero todavía sin quedarse a dormir, y le llama "Santa María del Carmelo". Otros temas que aparecen en esta parte del volumen: la lucha de Merton con su llamada a una mayor soledad, desilusión con Gethsemani a la par de sus propias limitaciones como monje, críticas a Don James, apelación a Roma para irse a otro sitio más solitario, y sus muchas y variadas lecturas (Chuang-Tzu, Óliver Clément, Teilhard de Chardin, Karl Barth, Abraham Heschel, Ananda Coomaraswamy, etc). 

La segunda parte, "The continuing Need of Question" (La necesidad contínua de cuestionarse) abarca desde enero-diciembre de 1961; Merton durante este año se sumió en una gran introspección , tratando de escribir menos y luchando contra las ambigüedades de su vida. La constancia de la bondad de Dios para con él y su postura crítica respecto al monasterio y al abad, a la par de reconocer su necesidad de amarlos. Se siente urgido a decir una palabra sobre el peligro de una guerra nuclear, pero teme ser malinterpretado. Algunas intuiciones respecto a su responsabilidad con las tradiciones espirituales; sus comentarios acerca de los libros que escribe (El hombre Nuevo) y reflexiones sobre su correspondencia (Erich Fromm, Abdul Azis, Czeslaw Milosz, etc) y extensas lecturas (Karl Barth, Rahner, Gandhi, etc). 

 En este período visita el monasterio Don Jean Leclercq y conversa con Merton, sugiriendo que este es pesimista, demasiado ansioso y crítico; Merton se molesta, pero la lectura de esta parte del diario parece  respaldar el criterio de Leclercq, pues  aflora bastante negatividad: sobre el mundo, la Iglesia, la vida monástica, Gethsemani y su propia vida como monje. En este periódo revisó su libro Semillas de Contemplación para una nueva edición (Nuevas Semillas de Contemplación), comenzó sus Cold War Letters y los artículos sobre la guerra y la paz, además de despertar su interés por la naturaleza a partir de pasar más tiempo en la ermita. 

La tercera parte es "Seeking the Right Balance" (Buscando el equilibrio adecuado), abarca de enero a diciembre de 1962. Merton está fuertemente convencido de su obligación de manifestarse en contra de la guerra nuclear y la amenaza que supone para la existencia de la raza humana. Escribe al respecto en varias revistas y recibe críticas por ello, siendo el único monje y sacerdote que asume en esta postura; se muestra herido y molesto por ello, aunque en el fondo parece disfrutar de la situación. El 27 de abril el abad general de los trapenses envía la orden de que Merton no puede publicar nada sobre la guerra. Merton señala que por algún motivo inexplicable su abad, Dom James, demoró tres meses en informarle de ello. Apoya al Movimiento Católico por la Paz, aunque tiene algunas reservas. 

Merton sigue mirándose a si mismo de manera crítica, y lamenta sus duros juicios sobre sus hermanos trapenses. Algunas reflexiones eclesiológicas en esta parte del diario, como sus comentarios a su lectura de un libro de Hans Küng sobre el Concilio y la unidad de los cristianos. Merton sigue leyendo mucho y diverso, tanto clásicos de la espiritualidad cristiana como contemporáneos. 

La cuarta parte es "Gifts of Quiet and Nature" (Dones de la Quietud y la Naturaleza), de enero a julio de 1963. Al poder pasar más tiempo en el entorno tranquilo y natural de la ermita, Merton lucha contra su actitud crítica para con la comunidad de Gethsemani y su abad. Admitiendo la complejidad de sus relaciones con el abad, percibe la buena voluntad y la genuina sinceridad de este. Lucha con su compulsión de escribir y publicar, y lamenta la falta de sentido de su vida. Más reflexiones eclesiológicas y sobre un tema favorito de Merton: la diferencia entre el yo verdadero y el yo falso. Muestra su amor y admiración por Juan XXIII, y alaba a Martin Luther King Jr., y referencias a sus diversas lecturas, entre ellas sar Vallejo
 En esta época tuvo Merton algunos problemas con sus editores, y casi finaliza el volumen evaluando el papel que ha jugado la soledad que vive en la ermita:

"Lo mejor ha sido recuperar las dimensiones reales del misterio de Cristo. Una recuperación, por decirlo así, de la fe profunda y primitiva, reconociendo que es un verdadero regalo. ¡Qué renovado y qué agradecido estoy! Mi espíritu respira de nuevo tras un tiempo de falta de aire y asfixia". 

(Tomado de: Diccionario de Thomas Merton)


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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.