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jueves, 19 de mayo de 2011

MODELOS DE SANTIDAD

  Son muchos, pero creo que todos se complementan, no se excluyen necesariamente, y personalmente me interesa destacar la comprensión de la santidad entendida como ruptura, como novedad, como comunión y como rendición. Así, podemos acercarnos a la santidad cristiana desde diversos ángulos, que se complementan y purifican mutuamente, y que dependen del modelo de santidad que intentamos presentar, de las posturas teológicas, o de la imagen de Dios a la que el modelo apunta.

 Intentemos una descripción somera de algunos de estos “modelos” o modos de comprender la santidad en la historia de la Iglesia y la vivencia concreta de los cristianos:

a- La santidad como ascesis y esfuerzo personal: La santidad que depende fundamentalmente de lo que hacemos nosotros, de nuestro esfuerzo y voluntad. Qué pone el énfasis en las prácticas penitenciales y las renuncias del individuo, que se vincula siempre a la austeridad extrema. Que toma poco en cuenta lo “gratuito” de la fe, que puede acabar exigiendo a Dios, negociando con él.

b- La santidad como privilegio: Puede entenderse la santidad como una especie de “clase alta privilegiada” en la Iglesia, y luego en el “Cielo”, por encima del común de los mortales. Una especie de aristocracia espiritual. Ellos han alcanzado o se les ha concedido algo que no está al alcance de todos. Pienso ahora en la insistencia de las familias religiosas de asegurar el linaje de sus fundadores, en la pertenencia a las clases altas de la sociedad de una buena parte de los hombres y mujeres canonizados por la Iglesia. Este modelo encuentra rechazo en el marco de una mentalidad “democrática”.

c- La santidad como problema: La santidad aparece ante algunos como una idealización de la realidad que hay que superar. No tiene sentido hablar hoy de santidad. Las hagiografías del pasado son el mejor ejemplo de que los santos no nos valen hoy como modelos de seguimiento y vida cristianos. Para muchos cristianos ser santo no es una opción en la que piensan, y si lo hacen simplemente les causa preocupación e inquietud, porque lo ven como algo imposible.

d- La santidad como desafío: Un ideal alto es una invitación siempre a buscar más allá de nosotros mismos, a salir de nuestra vida, dejar todo atrás y emprender un camino de liberación de todo lo terreno y mundano, de lo sensible y sensual. Algunas corrientes de la psicología contemporánea valoran la santidad cristiana como estímulo para la búsqueda de plenitud humana. Muchos hombres y mujeres de fe dedicaron su vida a buscar la santidad, a imitar a Jesús, a tratar de vivir la propuesta del Evangelio. La santidad es un desafío a la mediocridad o conformidad en la vida.

e- La santidad como ruptura: Esta comprensión de la santidad cristiana es propia de fuertes experiencias de conversión. Hay un salto, un cambio total de vida. Se rompe con todo lo anterior para asumir una nueva realidad. Hay siempre un antes y un después, una experiencia transformadora, que destaca y aparece como algo espectacular de alguna manera. Renuncia de dimensiones vitales que antes fueron importantes.

f- La santidad como rendición: La santidad es ponerse en las manos de Dios, y aceptar su voluntad en todo. Más que mi obra es su obra, es mi entrega generosa a Dios lo que me alcanza la liberación y la plenitud. Puede ser un pretexto en los comienzos de la vida espiritual para no trabajar por la madurez cristiana, y es generalmente el signo de madurez espiritual en aquellos que han hecho un camino interior durante años. Hay una confianza total, un abandono, que no supone en modo alguno “pasividad”, sino aceptación confiada.

g- La santidad como comunión: Habla de la santidad buscada, recibida y vivida en el seno de una comunidad. Redimensiona el esfuerzo individual por alcanzar la perfección a una búsqueda en común, con otros, compartiendo juntos alegrías y penas, esfuerzos y confianza. Tiene su imagen perfecta en el Misterio de la Trinidad Santa, que es comunión de personas. Es contraria a una búsqueda individual y egoísta de “perfección”, y está además abierta al mundo.

Vistos estos modelos o aproximaciones que se han hecho y se hacen hoy para entender y vivir la santidad, podemos pensar que una realidad tan compleja no puede presentarse a la Iglesia y al mundo con suficiente claridad y poder de convencimiento, y ciertamente ya hemos mencionado antes la “ambigüedad” con que se presenta frecuentemente.

(Estas notas las escribí mientras preparaba mi tesina de licenciatura sobre la santidad en Thomas Merton, y luego quedaron fuera del texto final)

5 comentarios:

San dijo...

Estupenda la sinopsis que haces de los modelos de santidad, Manuel. No dejas ojal sin botón, y además los colocas con un criterio muy objetivo, razonable y claro.

Anónimo dijo...

La santidad, descrita en notas elaboradas para una tesina, pueden parecer académicas, aunque nada mas lejos de tu estilo personal de vivir, de compartir, y de escribir, Manuel. La primera lectura se va fácil. Como el que lee un texto cualquiera de un tema apasionante. Pero la segunda...te deja el alma temblando. Hay tantas sugerencias..hay tantas cosas que dependen de tantas circunstancias...Voy por ejemplo al tema al que tanto recurres, el de la comunidad. Cuando se ha vivido una intensa experiencia de comunidad, donde la gente, aun con diferencias en otras opciones de la vida, tenían igual empuje en la fe, vivida para uno mismo y para los hermanos de comunidad y para el resto de la humanidad inmediatamente cercana, por igual, no es fácil insertarse después en una comunidad en la que no concurren visiones similares de Dios,de la fe,de la vida en Dios y en la fe, y de la vida cotidiana. No digo que sea imposible, digo que no es fácil, y digo que puede no sentirse necesario, ni imprescindible. Se buscan otras alternativas de comunidad en los demás a los que podemos unirnos, y servir, y servir al Señor en ellos. Requiere tiempo, descubrimiento.. y un inspirador.
Otra cosa, cuando hablas de ruptura: una nueva realidad, por apasionada y apasionante que sea ¿tiene necesariamente que dejar atrás TODO lo anterior? Claro, si se quiere, pero..¿y si no?. Me voy inclinando a sentirlo como a Saulo cayendo del caballo, y casi yo misma me doy la respuesta..pero..
Nos das muchas cosas en que pensar, mucha tela por donde cortar... y ¿sabes qué?,mientras rumio todo esto que pones aqui, que va a llevarme la vida entera, porque yo misma escojo pasarme la vida entera rumiando esto, me voy quedando con la definición de San, que ya para mí es un clásico. El "nuestra más íntima verdad" que, mientras se me mete bien en el alma, voy a colgar en la cabecera de mi cama, para no dejar de leerlo y pensar en él ni un día.
Muchas muchas gracias
Un abrazo
Sol

Anónimo dijo...

La santidad la elige el corazón, la mente y la razón. Cada persona vive su santidad como un tesoro , un cofre lleno de valores humanos que comparte con los necesitan de ese tesoro que es el amor incondicional . Para mi , lo demás es superfluo. Lo que si he notado es que en los tiempos que ahora nos toca vivir , la gente está a la defensiva con aquellos que humildemente y de forma callada, dejan huella por donde quiera que pasan. Hoy se vive mucho del escaparate humano y cuando eso deja de existir , ya no tienes más que exibir para que se te reconozca o se te valore y por eso la gente cae en la agresividad, apatía, desilusión.... y el que lleva la Santidad como modelo de vida, siempre deja huella , como la que dejó JESÚS cuando caminó descalzo en la arena .........

Edwin RM dijo...

Pues qué agradables notas y que casualidad saber que hiciste una tesina sobre el tema de la santidad en TM. El año pasado en retiros espirituales, pasé los ratos de descanso leyendo "Santidad y vida Cristiana" y decidí hacer mi tesis de grado en Teología sobre "La santidad en TM", pero no sabia que era tu tema de tesis. ¿Tendré posibilidades de acceder a tu trabajo para orientarme mejor? Hasta ahora comencé a elaborarla y no estoy muy seguro por donde dirigirla. Gracias y Dios nos ayude a alcanzar la santidad tan deseada.

Manuel dijo...

Saludos, me alegra que también a tí, Edwin, te haya motivado el tema de la santidad y la persona de TM; lo fundamental de la tesina está en el blog, puedes buscar las entradas agrupadas en "santidad y "tesina". Puedes preguntar lo que quieras, con gusto te comparto cualquier información que necesites.
Un abrazo: Manuel.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.