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martes, 11 de noviembre de 2014

FANÁTICOS, ALUMBRADOS Y SACRIFICADORES 2

La religión corre el riesgo de ser utilizada como  máscara de graves conflictos, cuando la experiencia religiosa prende en una estructura personal o social deteriorada en sus raíces. 

Fanatismo y fundamentalismo:  Insuficiente integración y unificación del self en los primeros momentos de la vida; terreno propicio para el desarrollo de unas defensas patológicas que encuentran en la creencia religiosa una esplendida vía de expresión. El individuo queda atrapado y vinculado a sus propias partes dañadas. El deterioro interior se proyecta al exterior, y se descubre el mundo como sumamente peligroso y amenazante. Hay un apremio integrador, generador habitualmente de posturas fundamentalistas. Es el sustituto de la protección materna que el individuo no experimentó, camuflándose en creencias y dogmas, y Dios queda reducido a ser su aliado y soporte de una identidad amenazada. El fundamentalista olvida la provisionalidad y relatividad de todo discurso humano.

Iluminados y pseudo místicos: Pone de relieve la patología religiosa que se centro en torno a las funciones de la afectividad. Dios, como objeto psíquico, puede ser simplemente la coartada para refugiarse en un mundo imaginario donde venir a encontrar una satisfacción a necesidades y carencias afectivas muy profundas. La religiosidad puede ser fuente de ilusiones y autoengaños, de ahí lo esencial de la confrontación con lo real, dolorosa, pero madurativa. No es la auténtica experiencia amorosa, que es liberadora, sino que carece de un Tú verdadero, y no es auténtica relación. (Refugio regresivo para evadir la conflictividad inherente al vivir cotidiano).



Sacrificadores y leguleyos: Es la terrible negación de lo humano a la que tantas veces ha remitido la experiencia religiosa. Es un aspecto muy importante y crítico de la religión, pues muchos creen, según Feuerbach, que “para enriquecer a Dios, debe empobrecerse el hombre”. Dios no puede ser enemigo o rival de lo humano. Aquí se supone una dinámica de la negación de sí mismo, una sacralización del sufrimiento, de la negación del goce, como los aspectos básicos de la experiencia religiosa. La norma, la ley, los valores, dejan de cumplir una función mediadora en el desarrollo personal y de fe para convertirse en absolutos idolatrizados que aprisionan y que guardan la función inconsciente de mantener el sometimiento y la negación de sí. Práctica obsesiva de rituales, con un componente básico de culpabilidad.


En resumen: Si es obligado reconocer que la experiencia religiosa ha constituido a lo largo de la historia una fuente importante de exigencia ética, de conformación y aliento de ideales sublimes y de alimento para el desarrollo de valores humanos, también se ha constituido muchas veces como fundamento de rigorismo insano, de mutilación de la vida y de asfixia para el gozo y la alegría de los seres humanos. La religión está ahí para lo mejor y para lo peor.

 Resumen de: “Experiencias religiosas y ciencias humanas”, Miguel García Baró, Carlos Domínguez Morano, y Pedro Rodríguez Panizo. Madrid, PPC. 2001.


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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.