El segundo volumen publicado de los diarios de Thomas Merton (Entering the Silence, 1941-1952) es el más extenso de todos, y empieza con el día en que fué recibido oficialmente como postulante en la abadía de Gethsemani; concluye una década después con el famoso pasaje "Vigilante contra el fuego" (Fire Watch) en el que Merton, ya en ese momento Father Louis, es maestro de los nuevos monjes profesos. Es un recorrido nocturno a través del monasterio, a la vez que un viaje metafórico a través de su propia historia como monje trapense.
En realidad el diario no cubre totalmente el período completo antes citado. El volumen consta de tres partes: la primera, tiene solo seis entradas (escritas entre el 13/12/1941-3/4/1942); son fragmentos salvados de su diario de novicio, que se habrían destruido a no ser por siete poemas escritos en esas páginas, y alguna prosa adyacente.
Luego ya no hay material entre abril de 1942 y principios de 1945, cuando empieza la segunda parte, "A Journal-Memoir: Dom Frederic Dunne".Es una recopilación de entradas, escritas en el transcurso de tres años, centradas en el primer abad de Merton, y que tenían como propósito compartir recuerdos para una posible biografía. Estas notas fueron encontradas entre los papeles de otro monje, y son una muestra del respeto y cariño que tenía Merton a este abad, que le acogió en el monasterio y le animó a escribir.
La parte tercera es la más amplia y la más importante ("The Whale and the Ivy"/"La ballena y la Hiedra"), y parte de ella fue publicada como libro, bajo el título "El signo de Jonás" (es el libro de Merton que más leí, de modo continuado, durante varios años). Abarca desde el 10/12/1946, quinto aniversario del ingreso de Merton en Gethsemani, hasta el 5/7/1952, fecha que se da la vigilancia contra el fuego.
En conjunto, el diario de este período es más mundano, y contiene muchos detalles de rutinas ordinarias en la vida cotidiana, de lecturas de Merton, etc, y muchas de ellas no hicieron parte de El signo de Jonás. Son pasajes más testimoniales, en los que aparece Merton tratando de armonizar sus deseos de soledad con la atareada vida trapense en un monasterio abarrotado, y su doble vocación de monje y escritor.
En este período que recoge este segundo volumen de los Diarios ocurrieron acontecimientos importantes en el proceso vocacional monástico de Merton: su profesión de votos solemnes, el 19 de marzo de 1947, su ordenación sacerdotal el 25 de mayo de 1949; en noviembre de ese mismo año comienza a dar clases de Sagrada Escritura, Historia Monástica y Espiritualidad a novicios y monjes jóvenes; y en mayo de 1951, es nombrado maestro de estudiantes, a cargo de los nuevos monjes profesos.
Varios acontecimientos relacionados con el monasterio impactaron a Merton en este período: la muerte de un abad, Frederic Dunne (agosto, 1948), y la elección de uno nuevo, James Fox, que será su superior durante casi dos décadas. También la visita de Dom Gabriel Sortais, abad general, la celebración del centenario del monasterio, con nuevos proyectos de escritura para esa ocasión, el crecimiento de la comunidad, más de 200 monjes, que se alivia un poco con nuevas fundaciones en Utah y Carolina del Sur.
También esta es la etapa en que Thomas Merton se hace famoso, tras la publicación de su autobiografía, "La montaña de los siete círculos"; además publicó varios libros y folletos, entre ellos: "Semillas de Contemplación", "Las Aguas de Siloé", y "Ascenso a la Verdad".
El diario recoge las luchas de Merton con problemas que lo inquietan y su modo de enfrentarlos; los principales son su deseo constante de una soledad mayor, que le hace plantearse una y otra vez la posibilidad de cambiarse a una orden más eremítica, y las dificultades que ve en "vivir la vida espiritual con el bagaje de un artista". Ninguno de estos problemas se resolverán por completo, pero Merton aceptará que forman parte de su búsqueda personal y que no tienen soluciones simples. La contradicción forma parte del camino, y va encajando los conflictos de modo que acaben convertidos en su modo singular de alcanzar la santidad.
Empieza a descomponerse un poco la visión con la que llegó al monasterio, demasiado maniquea, propia del entusiasmo de su conversión, y va entendiendo progresivamente que su vocación no implica dar la espalda al mundo. Poco a poco se irá preocupando y ocupando, desde su condición monástica, de los conflictos sociales y las batallas que libra la humanidad en ese momento. Escribe: "No creo que ser monje signifique vivir en la luna". Lo que conocemos como la "Epifanía de Louisville" (18/marzo/1958) no aconteció de pronto, de una vez, sino que se fue preparando desde estas fechas, tal y como lo refleja una entrada de los diarios del 3 de marzo de 1951: "He venido al monasterio para encontrar mi lugar en el mundo, y si no encuentro ese lugar estaré perdiendo el tiempo en el monasterio...".
El proyecto de Merton, de vivir plenamente su condición humana, a la par que su santidad como cristiano, comienza a gestarse a principio de los años 50, y dará sentido y razón a sus dos vocaciones: monje y escritor.
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